6 de enero de 2011

Excelencia: El Propósito Dominante.

Horizonte En el artículo anterior dijimos que el propósito es diferente del deseo en que va más allá de la expresión emocional, define un plan de acción claro y mantiene la disposición a pagar el precio por alcanzar el objetivo propuesto. Nuestros propósitos sin duda son muy variados, respondiendo a nuestras condiciones, aspiraciones personales y profesionales y asegurando que podamos avanzar más allá del lugar en donde nos encontramos ahora mismo.

Pero junto a la pregunta del artículo anterior, habría que cuestionarnos un poco más: ¿Tenemos el propósito o solo tenemos propósitos? ¿Cuál es la diferencia? ¿Importa acaso si tenemos el propósito o tenemos propósitos? Tal vez parezca trivial (hasta confuso), pero propongo que hay una diferencia entre el propósito y los propósitos y comprender esa diferencia puede darnos una dimensión más elevada de sentido de misión y realización.

¿De dónde surgen los propósitos?

Unos breves y concisos diagramas mostrarán la diferencia a la que me refiero más arriba y nos harán notar por qué muchas veces nos quedamos en el intento de alcanzar nuestros objetivos.

La manera habitual en que planeamos y establecemos metas es más o menos así:Figura 1-Vivir la Excelencia Al medio se encuentra el trabajo, la priorización de objetivos, la lucha por hacer que nuestros propósitos nos lleven hacia el propósito mayor de nuestra vida; pero, ¿cuál es ese propósito que domina nuestra existencia? ¿Lo tenemos claro? ¿O es solo que estamos tan ocupados estableciendo metas de nuevo año que no hemos pensado en verdad hacia dónde estamos yendo? Entonces nuestro diagrama podría verse más o menos así:

Figura 2-Vivir la Excelencia Como puedes ver, hay demasiadas cosas entre lo que en verdad queremos ser y hacer y lo que hacemos. Esto se debe a que hemos invertido el proceso. Así que antes de seguir estableciendo metas y teniendo buenos deseos para este año, sería mejor pensar en esto:

Figura 3-Vivir la Excelencia  De esta manera el propósito da sentido y dirección a los diferentes propósitos que escogemos para nuestras distintas facetas de vida. Sin embargo, ¿qué es el propósito, qué queremos significar? Sencillamente: el legado de nuestra existencia, ser excelentes. La búsqueda continua de la excelencia (no perfeccionismo, que es la ilusión de tener el control de todo) es la fuerza impulsora que debiera regir el establecimiento de metas, sueños, y objetivos, es decir: los propósitos. Mas, como lo muestran los dos primeros diagramas, por lo general esperamos que todos esos objetivos que nos proponemos para el nuevo año (o para la vida en general) y que derivamos en tantas tareas, despierten en nosotros el deseo de ser excelentes o al menos nos hagan parecer excelentes, cuando en realidad (como vemos en el tercer diagrama), con lo que deberíamos comenzar es con el anhelo de la excelencia y permitir que de ese anhelo surjan nuestras metas que se integrarán en cada área de nuestro desarrollo.

Figura 4-Vivir la Excelencia Dicho de otra manera, no establecemos sueños, metas y objetivos para parecer excelentes, sino que lo hacemos como resultado de que la chispa de la excelencia ya habita en nosotros. Así que si tienes entusiasmo por tus propósitos, los has aclarado y estás dispuesto a pagar el precio para hacerlos realidad, solo resta hacer una pregunta: ¿A dónde te conducen? ¿Surgen de la chispa de la excelencia que hay en ti? ¿Del profundo sentido de servicio, del anhelo de dejar un legado?

Mi deseo es que tengas un gran día, una gran semana, un gran mes y un gran año. Hasta la próxima entrega.

horizonte21

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