27 de junio de 2011

¿Hacia dónde estamos yendo?

¿Hacia dónde vamos? ¿Alguna vez te has preguntado por qué sigues corriendo, a dónde quieres llegar, y si valdrá la pena el costo? Tal vez cuando miras hacia el frente, al horizonte, al futuro, escuchas muchas voces (bien intencionadas, incluso) que te dicen que ese camino que has escogido no es el camino, que estás desperdiciando tus talentos, que bien podrías hacer esto o aquello, pero no lo que sueñas, eso no, porque es demasiado loco, demasiado arriesgado… y miras hacia atrás, y te entran ganas de volver a la comodidad de no contrariar a la sociedad, de no arriesgarte a ser visto de menos, o con recelos, porque intentas alcanzar tus ideales.

Ad astra per aspera

Pero pongamos los pies sobre la tierra. Cuando soñamos con nuestros ideales todo nos parece maravilloso, idílico; hasta que miramos a nuestro alrededor y nos damos cuenta que hay más tropiezos de los que imaginamos. Estos tropiezos toman varias formas, pero quiero agruparlos en tres grandes bloques para considerarlos mejor:

1. Las dificultades propias de la obra que queremos emprender. Todo sueño lleva consigo su propia cuota de sacrificio, es algo inherente a él, y debemos ser capaces de decidir estar dispuestos a pagar ese precio. Algunos dirán que hay que saber exactamente cuál es el precio a pagar, pero esto no es del todo posible. Podemos intuir algunas cosas, pero la vida dejaría de ser una aventura si supiéramos todas las respuestas.

2. Nosotros mismos. Sí, nuestros temores y ansiedades, o nuestras dilaciones. Pero no hay manera de evitar los temores y ansiedades. Si no hacemos nada, siempre temeremos ser mediocres y fracasados, y tendremos la ansiedad de ver que otros alcanzan sus sueños. Si hacemos algo, podemos temer fracasar en el intento, pero cuando lo intentamos con todas nuestras fuerzas el fracaso se convierte en un peldaño. Winston Churchill dijo una vez que el éxito consiste en ir de fracaso en fracaso.

3. Los demás. Porque siempre habrá personas que, bien o mal intencionadas, intentarán frenarnos y nos pintarán el cuadro más oscuro de la situación. Sin embargo, si elevamos un poco más la vista, hacia nuestros ideales, seguro que podremos ver un rayo de luz, tenue tal vez, pero que nos hará continuar por sobre las sombras de la multitud que nos cierra el paso.

El camino para nuestra realización seguro que será áspero, tiene que serlo. ¿Por qué? Porque esa es la forma en que nuestros objetivos se van puliendo y nuestro carácter va tomando brillo. Es cierto que esto no resulta popular en nuestros días, en especial cuando vemos a personas muy adineradas (a las que parece no faltarles nada), con caracteres deformes y personalidades defectuosas… Y con todo, es por esos mismos ejemplos que se hace tan necesario elevar los ideales más allá de las convenciones actuales, hacia la excelencia del carácter.

Así que, ¿hacia dónde estamos yendo? Solo nosotros (cada uno en particular) podemos responder a esta pregunta, porque es una cuestión de elección: Elegir la búsqueda de la excelencia continua, o elegir acomodarnos y mezclarnos con la masa. No se trata de esnobismo, sino del trabajo humilde que se realiza en silencio, dando siempre lo mejor de nosotros a la tarea que amamos.

4 años de viaje PD: Gracias por acompañarme durante estos 4 años de Vivir la Excelencia. Es un gusto compartir con ustedes, leer sus comentarios, y saber que puedo servirles. Poco a poco vamos configurando nuevos proyectos, siempre con la misión de servir a cada uno de ustedes que se acercan a esta ventanita de mi casa a leer un poco. Les deseo mucha prosperidad y que cada día, al levantarnos, nos inspire el ideal de seguir avanzando, de seguir viviendo la excelencia, porque esto es un camino, no una meta; es un ideal, un horizonte, que cada día nos va haciendo más fuertes y mejores.

Atentamente,

Gerson E. A. Arenivar

22 de junio de 2011

Una vida de constante crecimiento.

2avanzar «Hay una cosa que quiero que recuerden. No quiero recibir mensajes que digan que nos estamos manteniendo en la misma posición. Nosotros avanzamos constantemente»

George Patton

Hoy es un día para mejorar cualquier área de nuestra vida que necesita ser mejorada, o en la queremos perfeccionarnos. Hoy, que nos hemos levantado, tenemos la oportunidad de elegir vivir una vida de excelencia. Hoy podemos renunciar a la idea de la escasez, para vivir una vida abundante que constantemente nos eleve en nuestro potencial.

En la vida encontramos ejemplos poderosos que nos aleccionan en contra del estancamiento. Tal como la frase que encabeza estas consideraciones nos dice, debemos avanzar constantemente, incluso si somos considerados por otros como expertos en lo que hacemos. La verdad es que siempre se puede mejorar, y hace algunos años leí una historia que me inspiró mucho. Un periodista le preguntó al chelista español Pablo Casals: “Señor Casals, tiene noventa y cinco años y es el más grande chelista que haya existido. ¿Por qué practica todavía seis horas al día?” La respuesta fue muy sencilla, digna de un hombre de excelencia: “Porque creo que estoy mejorando”.

Cuando emprendes el camino de la excelencia, sin importar cuánto éxito coseches durante la travesía, sabes que aún queda mucho por andar. Eso es lo que te diferencia de los demás. Tus talentos no son diferentes, tienes la misma inteligencia, pero sigues creciendo mientras otros deciden que ya es suficiente para ellos. mejorar-crecer Ese “ya es suficiente” nace de creer que hay que conformarnos, porque todo es escaso en la vida, así que basta con lo que ya tenemos. Sin embargo, tú sabes que tienes todavía mucho potencial, que las oportunidades nunca se acaban, que la vida es tan abundante que sólo podrás detenerte realmente el día que mueras. Mientras tanto, te das cuenta de que estás mejorando.

13 de junio de 2011

Alejando al invierno.

chicatriste1 «La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano»

– Víctor Hugo –

Al permitir que las negras nubes de la preocupación se manifiesten en nuestro semblante, perdemos algo más precioso que nuestra apariencia, perdemos nuestra serenidad. Pero al sonreír, ése sólo hecho es como dejar que un rayo de luz atraviese una habitación totalmente oscura y así se puede saber que más allá existe un lugar iluminado.

Lo curioso es que si buscas en Internet fotografías de los hombres y mujeres más ilustres de la historia, casi todos ellos han sido retratados de forma solemne y seria. Esto ha creado una imagen que no es real respecto a ellos, como si para hacer grandes cosas y triunfar en la vida debiéramos ser sombríos o calculadores, o tan solemnes y serios que ni una sonrisa pueda escaparse de los labios.

Claro que eran seres muy serios, solemnes y trabajadores, pero también sabían disfrutar de la vida, sabían reír de sí mismos, sabían sonreír a los demás. Tal vez no era tan evidente porque sus vidas estuvieron dedicadas al trabajo, al estudio, al experimento. Y, tal vez no han sido comprendidos, porque su placer no derivaba del mismo lugar del que provenía el de las personas sin ideales.

La sonrisa del ser excelente nace de la satisfacción, no sólo de la tarea realizada, sino de la experiencia que vive en el camino del desarrollo constante. Sabe que debe defender sus opiniones, pero no debe esgrimirlas como verdades absolutas y, cuando encuentra nueva evidencia, es capaz de Nacimiento del sol reconocer sus fallos y seguir avanzando. Esto le causa placer, esto lo hacer sonreír, pues la vida es un experimento que no acaba nunca. ¿Por qué malgastar la vida quejándose? El hombre y la mujer con altos ideales también tienen problemas, pero se levantan con optimismo, sonríen y permiten a su mente ver soluciones que de otro modo no podrían ver. Alejar el invierno de tu vida comienza con una sincera sonrisa, inténtalo.

(Tomado de mi e-book “En la búsqueda de la excelencia”, pp. 130)

7 de junio de 2011

Ataca a la dificultad.

20080301_optimismo «La mejor forma de vencer las dificultades es atacándolas con una magnífica sonrisa»

Sir Robert Baden Powell

Ante la frase de hoy es muy posible una reacción bastante escéptica como la de “seguro que nunca se enfrentó a verdaderos problemas”; o “el que dice eso no tiene idea de lo que yo estoy pasando con mis problemas”; o “lo que quiero son soluciones, no consejos de cómo sonreír”. Todas esas reacciones son sumamente validas, pero me gustaría plantear un par preguntas: ¿Qué ganamos con espaciarnos en las cosas negativas que nos pasan? ¿Cuánto bien nos hacemos a nosotros mismos cuando cedemos a la desesperación y permitimos que la angustia nuble nuestros sentidos y pensamientos?

Francamente, la mejor forma de evitar caer en la trampa de creer que somos las víctimas de un destino aciago, es sonreír, sincera y auténticamente. La verdadera sonrisa, como la verdadera risa, son características saludables. Pero cuidado con la risa falsa, esa que denota ser una mueca solamente, con mucho ruido, pero vacía.

Sonreír con sinceridad sólo está al alcance de los seres de excelencia, porque saben que nadie puede quitarles su paz, su seguridad. Después de todo, PAZ no es ausencia de problemas, sino tranquilidad en medio de la tormenta. Esto no es automático, especialmente porque casi todo lo que nos rodea nos ha enseñado a quejarnos, pero si miras a la naturaleza, verás cosas diferentes: verás al árbol mantenerse firme frente al vendaval; verás al pájaro cantar, aunque retumban los truenos. Sinceramente, ¿es tan mala tu vida que no puedas hacer un alto y buscar en tu corazón una razón para sonreír de verdad?

Pronto el alba irrumpirá con sus hermosos rayos de luz y calor,dientes

Aunque por un momento debamos pasar la noche oscura y

Zumben los vientos impetuosos; pronto, pronto reinará el amor.

(Tomado de mi e-book “En la Búsqueda de la Excelencia”, pp. 128)

1 de junio de 2011

Lo que la vida espera.

manno «En realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros»

Víktor E. Frankl

Existe mucha literatura que nos advierte en contra de la mediocridad. Dicha literatura parece tener algo en común: nos dice que el hombre mediocre se pasa la vida esperando recibir. El problema no radica en sí en que quiera recibir, sino en su incapacidad de producir ideales, bienes, progreso que valga la pena, pues vive quejándose de no tener el dinero, el coche, la casa, la familia que quiere, entre otras cosas.

Sin embargo, el hombre y la mujer de excelencia no se preocupan tanto de lo que la vida pueda darles, su misión es darle a la vida una existencia plena. Los grandes hombres y mujeres de la historia, muchas veces tuvieron que enfrentar hambre, tristeza y dolor. Incluso tuvieron que enfrentar pérdidas muy sentidas, pero no se amilanaron, porque sabían que en nuestro paso por el mundo, una vida plena es la mejor renta que podemos pagar. No sin luchas, y a veces hasta obligándose a seguir en pos de sus sueños, estos seres excelentes nos legaron el mundo en el que vivimos.

Los avances de la historia, el progreso (como lo llama José Ingenieros) es el resultado de estos hombres que no se dedicaron a pedir, sino que reconocieron que la vida los interrogaba y decidieron responder con una vida de altos ideales con grandes resultados.

dar Es privilegio de cada uno usar sus talentos para dar lo mejor de sí, así mismo es responsabilidad de cada uno forjar grandes estándares de vida. Lo único que espera la vida de ti es que vivas con propósito, que le des sentido a tu existencia, para lo cual lo único que necesitas es tener un sueño, ir triunfando y aprender cada día los principios elevados que potencian la excelencia personal.

(Tomado de mi E-book “En la Búsqueda de la Excelencia” pp. 70)

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