Hace varios días, mientras revisaba las estadísticas de mi blog, encontré que alguien había usado un término de búsqueda muy interesante (“para qué sirve la excelencia personal”) y luego de meditar por un momento me prepuse escribir un artículo al respecto. Así que bienvenido o bienvenida a una nueva entrega de Vivir la Excelencia, porque hoy vamos a reflexionar un poco sobre esa válida pregunta: ¿Para qué sirve la excelencia personal?
Recordando…
Antes nos hemos preguntado qué es la excelencia y hemos dicho que hay algo que distingue al ser excelente de todos los demás: su indómita idea de seguir creciendo. Para el ser excelente el desarrollo no es una opción, es algo natural e inevitable que debe aprender vivir a fin de sacarle el máximo provecho; es más, el ser excelente no sólo sabe que el crecimiento es algo que debe suceder, sino que desea verlo suceder en su propia vida, aun con todo y las diferentes dificultades asociadas, las que en realidad hacen de crecer algo real.
También hemos reflexionado sobre la construcción de la excelencia personal, la que se logra con los pensamientos, los actos, los hábitos y el carácter, todo como una gran cadena que, según el decir de Charles Dickens, puede ser una de hierro o de oro, de espinas o de rosas, que comenzó a formarse con el primer eslabón, en nuestro caso: los pensamientos.
Pero, ¿para qué sirve?
Partiendo del recordatorio que hemos hecho, podemos poner unos cuantos puntos a consideración para responder la pregunta fundamental planteada para el día de hoy.
1) La excelencia… sirve para crecer. Sí, simplemente para eso sirve, para vislumbrar una vida mejor, más elevada, en la que la nobleza de carácter predomina.
2) … Sirve para hacer la diferencia. Esto no es excentricismo, sencillamente es la realidad del ser excelente. Ser diferentes del común denominador es algo innato en aquel que busca constantemente la excelencia.
3) … Sirve para ser felices. Una vida plena es una vida feliz, pero no se puede tener realmente una vida plena en la mediocridad. La mediocridad es mezquina, basa su valor en la comparación constante y por eso no puede ser feliz, pero la persona excelente es feliz, incluso enfrentando las tormentas habituales de la vida.
4) … Sirve para cambiar los fracasos en éxitos. Los seres de excelencia no son infalibles, cometen errores, a veces caen en el camino y lloran cuando se sienten sobrepasados, pero siempre se levantan y ese es el secreto de su éxito. La mediocridad se resiste a aceptar sus errores, convierte éxitos en fracasos y culpa a los demás.
5) … Y sirve para hacer del mundo un lugar mejor. Es verdad que no podemos cambiar a otros, pero es que nuestra labor no es la de cambiar a los demás, sino la de cambiarnos a nosotros mismos y con nuestra influencia mostrarle al mundo que se puede vivir mejor.
A penas son cinco puntos para reflexionar y de ninguna manera agotan las respuestas que se pueden brindar a la pregunta que titula este artículo. Lo importante es disfrutar del descubrimiento que la senda de la excelencia nos ofrece, pues la vida tiende constantemente hacia la altura y si no estamos listos para seguirle el paso, pronto nos estancaremos y pereceremos. Es nuestro privilegio dar lo mejor de nosotros siempre, en nuestros pensamientos, actos, palabras. Es nuestro privilegio, como decía Mahatma Gandhi, ser el cambio que queremos ver en el mundo. Es nuestro privilegio Vivir la Excelencia.
Hasta la próxima y que tengas un día y una semana de éxito constante.