29 de marzo de 2010

El Gran Espejo…

Un_hombre_est_partiendo_02 Cuando el hombre se levantó, notó que su esposa había estado llorando por la noche al ver un pañuelo húmedo sobre el tocador. Extrañado se dirigió a la cocina y lo que halló fue una estela de caos: platos rotos, vasos por el suelo, sillas volteadas con violencia. Como no vio a nadie, él mismo se preparó un breve desayuno y se marchó al trabajo. El transito ese día fue extraño, todo mundo parecía evitarlo, lo que ocasionó más congestionamiento del que esperaba siempre, pero por lo inusitado del suceso ni siquiera se acordó de enfadarse como solía hacerlo cada día. En la oficina parecía que sus compañeros lo evadían. Saludos a medias, frases entre dientes, miradas furtivas de acusación. Su jefe lo vigilaba constantemente, a cada paso que daba. Se sentía juzgado. A la hora del almuerzo ningún colega lo invitó a almorzar como acostumbraban, por lo que el hombre comenzó a sentirse solo, realmente solo.
La tarde fue igual de desastrosa, y a la hora de la salida el jefe lo llamó para decirle, con un tono de voz parsimonioso y con un discurso lacónico, que estaba despedido. Todo lo que quería entonces era llegar a casa, mas al entrar notó de nuevo el vacío de la mañana. Por un momento se le cruzó el pensamiento de que su esposa lo hubiera abandonado. Buscó por cada cuarto y no halló nada, ni una nota con alguna explicación, ni algún indicio de volverla a ver. La tristeza se apoderó de él, y junto con ella llegaron todas las preguntas: ¿Por qué se fue? ¿Por qué me despidieron? ¿Por qué todos me evitan? No lloró… Se enojó de tal manera que comenzó a tirar todo lo que encontraba, pero su desesperación no desapareció. Cansado, decidió irse a dormir sin cenar, después de todo ¿qué objeto tenía? Y cuando se metió en la cama deseó no despertar al siguiente día…
gothicart274pk2 En la noche tuvo un sueño, o eso le pareció. Una sombra muy alta, cubierta con una capa de la cabeza a los pies, lo sacudió en la cama y sin decir una palabra lo hizo vestirse y salir de la casa. Aturdido por la visión, obedeció en todo hasta que, luego de caminar por un buen rato, todo el paisaje conocido comenzó a cambiar. La sombra iba delante y el hombre, en un momento de valor, atinó a preguntar el lugar hacia donde lo conducía. Sólo hubo silencio. A su alrededor los edificios habían desaparecido; en su lugar, a un lado del camino había un gran peñasco, y al otro un precipicio profundo. El guía avanzaba con paso firme, sin siquiera volver a ver, como si tuviera la plena certeza de que de ninguna manera el hombre podría dejar de seguir sus pisadas. Al llegar cerca de una cueva, el hombre notó que el ser de la capa negra se detenía. “Por fin”, dijo cansado, “por fin te has detenido. ¿Quién eres y qué quieres de mí? ¿Estoy soñando? Dime…” La palabra se ahogó en su garganta cuando la sombra lo tomó del brazo y le señaló hacia la cueva. Debía entrar solo. Temblando de pies a cabeza caminó despacio hacia lo que le pareció una inmensa boca. Adentro escuchó voces; al principio, confusas, pero a medida que se introducía más, se fueron haciendo muy claras. Era su propia voz, junto con la de su esposa, la de sus compañeros, y la de aquellos con los que ocasionalmente se cruzaba. Lo que oyó fueron sus gritos, sus críticas, sus insultos. Se estremeció al oírse a sí mismo con toda claridad, con una lucidez que nunca había tenido. Entonces llegó a una cámara extrañamente iluminada, donde había un gran espejo. A medida que avanzaba hacia el cristal, veía una figura acercándose en el reflejo, pero la figura estaba sucia y desaliñada, con la ropa rota y con apariencia de enfermo. Cuando estuvo frente al espejo se dio cuenta que era su imagen, sin embargo, en forma mecánica comenzó a balbucear:
espejo6lu - ¿Quién eres tú? – preguntó.
- Tú dímelo, – fue la respuesta – si no lo sabes, menos yo.
- Pero, mírame, yo no puedo ser tú. Tengo ropa diferente, no estoy enfermo, no me veo tan mal…
- Por fuera tal vez te veas muy bien, – dijo desde el espejo la imagen del hombre – mas, ¿has visto en tu corazón? Adentro, sí, adentro de ti está tu enfermedad y yo soy su reflejo. Todo lo que te ha sucedido durante el día, ha sido sólo la respuesta a lo que tú ya mostrabas. ¿Te has oído mientras venías para acá?
- Pero, pero… yo… yo nunca pensé…
- Y ese fue tu problema. Nunca pensaste en nadie más que en ti mismo. Nunca diste una palabra de cariño a tu esposa. Tus amigos intentaron ayudarte, pero los alejaste con tus críticas, tus actitudes y tus ofensas gratuitas. O mejor dicho, los alejamos, porque aun si no lo quieres aceptar, tú eres yo.
- ¿Puedo hacer algo para remediar mi condición? – gimió el hombre, postrándose impotente con la cabeza entre las manos, mientras las voces que había oído antes resonaban aún más cerca de él.
- Esto no es un cuento de navidad… Cada día hemos tenido nuestra oportunidad; y cada día la hemos dilapidado sin preocuparnos de nada más, y de nadie más. ¿Por qué te importa ahora? Ya hiciste tú elección.
- ¡No puede ser, no puede ser! – gritó el hombre mientras se ponía de pie y golpeaba el espejo.
Entonces el toque de una mano en su hombro lo detuvo; por el reflejo pudo ver que se trataba del mismo ser misterioso que lo había llevado hasta allí. Al verlo junto a sí no tuvo dudas. Su deseo habría de cumplirse, porque no se volvería a levantar por la mañana.
Y nosotros, ¿qué veremos cuando estemos frente al gran espejo? Hoy es el momento para hacer nuestra elección.

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19 de marzo de 2010

Oferta de Visiones…

No sé si algún día las cosas fueron simples. Tal vez no, porque como seres humanos parece que nos gusta lo complicado. Pero, a medida que nuestras capacidades técnicas, conocimientos científicos y necesidades sociales, emocionales y espirituales han ido aumentando, también han proliferado una gran cantidad de visiones de mundo. 070427_vendedor2 Estas visiones son tan variadas que van desde el escepticismo científico, pasando por los odios étnicos y afiliaciones políticas, hasta una credulidad espiritualista que usa un lenguaje muy elaborado, ambiguo y pretendidamente místico. Nuestro mundo parece un mercado (más que un centro comercial, según lo habíamos destacado en un artículo anterior) y podemos oír en los puestos las grandes ofertas, incluso podemos sentir los jaloneos de expertos vendedores invitándonos a probar su supuesto delicioso fruto.

Sólo debemos estar alertas.

Como ya en el artículo “El Gran Centro Comercial” hemos hablado de algunas cosas postuladas en el párrafo anterior, no será necesario redundar acá en ellas. Sin embargo, hay una cuestión que considero que siempre debemos tener presente: Nuestros paradigmas. Es decir, nuestras maneras de ver la vida, porque si no los revisamos con regularidad, podríamos terminar viviendo de una manera irreal.

No debemos ser paranoicos, pero hay que estar alertas. ¿Por qué? Porque la forma en que vemos al mundo afecta directamente la forma en que somos en el mundo, es decir, afecta qué hacemos y cómo lo hacemos. Piensa por ejemplo en los grupos radicales que auspician el odio y la violencia (y que todavía se amparan en los derechos civiles que creen que ellos sí tienen). Sus acciones están dirigidas y motivadas por su desequilibrada forma de ver la vida. Y lo mismo se puede decir del fanatismo religioso, del escepticismo científico, o del espiritualismo pseudocientífico. Sin embargo, lo que llama mi atención no es que creamos o dejemos de creer lo que queramos, después de todo tenemos esa prerrogativa, sino que hay personas que aceptan tal o cual visión del mundo sólo porque es conveniente, o le da licencias para hacer ciertas cosas, o porque no tienen criterio propio.

encrucijada Cada uno de nosotros es libre de ver la vida como quiera verla. Pero también es nuestro deber examinar ese lente por el cual vemos la vida. Y ante la oferta de visiones que pululan a nuestro alrededor, quiero proponer dos parámetros que pueden ayudarnos a estar alertas y examinar de manera objetiva la visión del mundo que realmente sea adecuada:

1. Un Núcleo de Principios: Es decir, nuestra visión del mundo no puede estar centrada en sentimientos, ni en interpretaciones científicas (o extrapolaciones científicas), ni en gurúes (aunque puedan tener algo bueno que decir). Es en Principios que debe centrarse nuestra visión del mundo. Los Principios siguen la Ley de la Siembra y la Cosecha. Son evidentes por sí mismos, incluso si se los quiere ignorar. Hablo acá de Amor, Paz, Fe, Dominio Propio, Gozo, Bondad, Mansedumbre, Desarrollo, Laboriosidad, Integridad…

2. Los Motivos: Aún si una nueva oferta de visión de mundo surge y pretende tener como centro principios, lo que debemos examinar son los motivos de dicha visión y nuestros propios motivos. Porque no importa cuánto nos esforcemos por parecer algo, no importa cuánto tiempo, dinero y energía gastemos, si nuestros motivos no son los correctos, nada puede estar correcto.

Lo que quiero destacar es que es muy fácil que se nos digan cosas bonitas, que se nos hable del amor y la paz y sobre nuestro inmenso potencial; pero como seres excelentes es necesario echar un vistazo minucioso a los paradigmas que adoptamos, para que veamos qué tan efectivos son y serán en realidad.

El hecho es que una visión equilibrada de la vida, centra en Principios y guiada por los motivos correctos, nos ayudará a entender nuestro lugar en el mundo, nos escudara del fanatismo y nos mantendrá por la senda de la excelencia personal. El mundo necesita de hombres (y mujeres) íntegros y leales, justos y decididos. Y la forma en que vemos la vida puede ayudarnos a ser este tipo de personas.

Hasta la próxima.

8 de marzo de 2010

Mujeres, Tengan Cuidado.

20061026073208-ii-mujeres[1] Hoy se celebra el día internacional de la mujer. Se ha avanzado mucho en cuanto a las leyes que protegen la dignidad femenina, aunque en la práctica aún nos estemos quedando muy cortos. Aún nos hace falta una mayor consciencia de la igualdad inherente que como seres humanos hay entre hombres y mujeres. Pero, es bueno apuntar que esta igualdad no implica uniformidad, porque es claro que hay cosas que los hombres nunca podríamos hacer igual que una mujer, y viceversa.

Lo lamentable de nuestra historia, en el plano de los derechos de la mujer, es que ella ha sido considera siempre como un objeto, propiedad del padre primero, y luego propiedad del esposo. Sin derecho a opinar, ni a ser instruida, ni a instruir, la mujer fue relegada a la oscuridad, fue deshumanizada. Y eso era legal. Es decir, la tradición lo hizo legal.

El panorama del siglo XXI.

Pero, ¿será posible que en pleno siglo XXI todavía la mujer sea considerada un objeto? La respuesta es SÍ, aunque hoy participan activamente hombres y mujeres, para lograr que los derechos por los cuales se ha trabajado tanto, no sean más que un mero ejercicio legal, porque culturalmente las cosas son diferentes.

Aunque la mayoría de países civilizados no lo admitiría abiertamente, la realidad es que en nuestras sociedades existe una subcultura que sigue convirtiendo en un mero objeto sexual a la mujer, y lo triste de esto es que hay mujeres que lo están consintiendo.

¿A qué me refiero? A la cultura del entretenimiento. Claro, no todo el entretenimiento, pero parte de él sigue tratando a las mujeres cual objetos. Hay música, series, telenovelas, películas y spot publicitarios, donde la mujer es sólo la carnada. Pero quiero detenerme sólo en una parcela de todo esto: la música. Pero no toda la música, sino una muy específica y particular: El reguetón y el perreo (o perreo reguetón ya fusionado). Obviamente no soy crítico de música, aunque es evidente que no se necesita tener una gran cultura musical para darse cuenta de lo cacofónica que resulta ese tipo de “música”. El punto fundamental al que llamo la atención es a las letras de las canciones y a los videos de las mismas.

Me he visto expuesto a este tipo de “música”, debido a que viajo en autobús (o colectivo, para algunos países) y allí uno tiene que oír lo que el conductor desea. Por fuerza he tenido que escuchar verdaderos conciertos de perreo y reguetón contra mi voluntad, pero en todas las canciones (que dicho sea de paso, con una bastaría ya que son exactamente iguales entre ellas) gran parte del contenido es la mujer como simple y burdo objeto sexual. ¿Es eso lo que las mujeres quieren que piense de ellas en este tiempo? Claro que no, pero lastimosamente lo consienten cuando bailan estas canciones, o las tararean. Los hombres no somos menos culpables, porque también deberíamos velar que de ninguna manera la mujer fuese rebajada, aunque algunas de ellas lo permitan. De los videos, ni hablar. Cuando uno anda buscando algo que ver en la televisión se topa con estos videos en los que la atracción principal son mujeres con escasas ropas, haciendo movimientos provocativos, acompañando letras que bien podrían haber sido escritas por un chiquillo de 12 años con poca escolaridad.

Tengan cuidado.

genero El resultado ha sido evidente: las chicas de hoy se visten y bailan como las mujeres de esos videos. Y lo peor es que lo ven tan natural que hay poco pensamiento crítico al respecto. Por eso pido que tengan cuidado. Yo creo que las mujeres y los hombres deben desarrollarse al máximo, aprendiendo todos los días, emprendiendo siempre; sin embargo, si permitimos que la subcultura del entretenimiento cale más en nuestros principios y socave nuestras convicciones, pronto veremos las cosas como la normalidad; pero, recuerda que el ser de excelencia se rebela contra la normalidad, pues busca más allá de la mediocridad que se institucionaliza en nuestros medios.

Queridas mujeres de excelencia, cuiden lo que ha costado tanto y que es tan frágil. Los hombres de excelencia, o que buscamos la excelencia, debemos también cuidar que los logros que se tienen, no se queden en la teórica burocracia, sino que sean parte de nuestro diario vivir.

¡Feliz Día Internacional de la Mujer!!!

Hasta pronto.

5 de marzo de 2010

¿Qué Traerá la Marea Mañana?

naufrago_03 En la película “Náufrago” de Tom Hanks (que dicho sea de paso me parece una gran película y la recomiendo), cerca del final hay una escena en la Chuck Noland (Tom Hanks) está hablando con un amigo y le cuenta rápidamente algunas de las vicisitudes que tuvo que enfrentar mientras estaba perdido en una isla solitaria. Dentro del monólogo hay una frase que me ha gustado mucho y va algo así: “Sé lo que debo hacer. Seguir respirando, conservar la vida, porque mañana saldrá el sol de nuevo y… ¿quién sabe qué traerá la marea?”

Cuando la lucha arrecia.

Mientras miraba la película, mi hermana (con quien la estaba viendo) me preguntó por qué Noland había abierto todos los paquetes que tenía cerca de él, para ver qué utilidad podrían aportarle, pero cuando llegó al último no lo abrió. “Para tener un sentido de propósito… para saber que tenía algo por lo cual vivir”, fue todo lo que atiné a responder.

Es muy posible que, a veces, lleguemos a sentirnos como verdaderos náufragos, a la deriva en un mar de vicisitudes y ansiedades. A nuestro alrededor, todo lo que alcanzamos a ver es un horizonte lejano, quizás demasiado lejano. Es fácil perder la esperanza, es fácil ceder al desánimo, pero como persona de excelencia, sabes que hay algo por qué vivir. Tal vez no sabes cómo, pero tienes un “Por Qué”. A veces te sientes frustrado, a veces quisieras renunciar, pero tú no eres de los que retroceden. Sigues luchando, aunque toda la lógica del mundo te diga que no vale la pena.

Al final de la película se ve a Noland yendo a dejar el paquete que guardó durante los 4 años que estuvo desaparecido. Como no encuentra a nadie en la casa donde debía dejarlo, decide escribir una nota y ponerla junto al paquete al pie de la puerta principal. Y en la nota escribe lo siguiente: “Este paquete salvó mi vida”. Sí, cuando la lucha arrecia, aferrarnos a nuestro propósito puede salvar nuestra vida.

Lo que la marea trae.

1224023655337_f Cuando tenemos un ideal claro en nuestra mente, en nuestro ser, podemos estar atentos a lo que la marea trae. Quizás no siempre sea algo útil para nosotros, pero si estamos alertas, la marea puede traer la oportunidad que necesitamos. Por eso, cada día es nuestro deber mantener delante de nosotros lo que queremos ser y hacer en la vida. Pronto el nuevo día traerá nuevas ideas, nuevas personas, nuevos trabajos, etc.

Hoy es un nuevo día. El sol volvió a salir. Es verdad que tu casa pudo haber quedado devastada por un terremoto la noche anterior, o que la enfermedad ha llegado a tu cuerpo; es posible que hayas perdido todo tu dinero, o que no consigas un empleo. A pesar de eso, este día no se parece a ningún otro, porque tenemos la oportunidad de decidir cómo hemos de encararlo, y ¿quién sabe?, hoy la marea puede traerte algo bueno.

Hasta la próxima entrega de Vivir la Excelencia

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