31 de octubre de 2011

Seguir, ese es el secreto.

pasos Cuando el camino se pone cuesta arriba

y tus fuerzas comienzan a flaquear;

cuando parece que el viento te derriba

y ya sin ánimo, comienzas a dudar

que tienes un lugar en este mundo,

que puedes hacer tú la diferencia

y en un grito desgarrador, iracundo,

te enfrentas a la inclemencia

de una existencia que te sabe injusta,

llena de dolor, tristeza y miseria,

en la que una vida que se alza augusta

es solo una lejana y vana quimera,

no te desanimes, pues cree solamente

en las posibilidades que ante ti se alzan,

bajo el disfraz de un fracaso impertinente

que tal vez a tus sueños descalzan,

solo para enseñarte por suerte

que de la excelencia este es el secreto:

seguir tras tu sueño hasta la muerte,

seguir y enfrentarse a cada reto.

perseverar1

4 de octubre de 2011

Morir con gloria.

destino «Morir es el destino común de los hombres; morir con gloria es el privilegio del hombre virtuoso»

Isócrates

Si de algo podemos estar seguros en esta vida es que todos vamos a morir. Pero nuestra atención no debería estar en la clase de velorio que tendremos, ni si asistirán sólo nuestros seres queridos. Más bien, sería bueno que pensáramos en el legado que vamos a dejar cuando muramos y, para ello, sólo hay un camino: la virtud.

Dejar un legado (morir con gloria, según Isócrates) es un privilegio, mas está vedado para quienes carecen de sueños e ideales. Aquellos que se conforman con lo poco, que creen que son lo suficientemente buenos, que no necesitan crecer ni un centímetro más, morirán la muerte común de los de su estirpe. Pero quienes no se conforman a la moral común, sino que buscan los Principios elevados de vida, y tienen sueños por los que luchan e ideales que son su horizonte, ellos morirán privilegiados, porque habrán tocado aunque sea una vida.

Pero la virtud no es dogma, no es imposición, es el desarrollo del carácter. No es virtud la que se hereda, ni la que se enseña en las escuelas o universidades, por mucha ética que se pretenda inculcar. La virtud va más allá de eso, busca la perfección. Que no existe en nuestra condición humana algo perfecto (ni persona, ni familia, ni organización) es cierto, pero el hombre y la mujer de virtud no busca para encontrar algo perfecto, sino lo que puede ser perfectible.

Todo es perfectible en esta vida, y así el santo, el virtuoso, el genio, busca en sus sendas esa perfección. La excelencia de su vida no está en que crean ser la cúspide, más bien está en que siguen caminando para poder atisbarla aunque sea de lejos. Esta es la gloria del hombre virtuoso: seguir mirando hacia el cielo aunque su vida sea la más alta. No se conforma con ser bueno o muy bueno, quiere ser excelente.

Tomado de mi e-book “En la Búsqueda de la Excelencia” pág. 172, 173.

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