15 de diciembre de 2010

¿Tienes un “Por Qué”?

metas-a-largo-plazo Aunque no suscribiría todas las ideas del filósofo Friedrich Nietzsche, debo reconocer que hay una frase que siempre me ha gustado; de hecho, me gustan mucho las versiones de dicha frase que dice: “Quien tiene un por qué para vivir, encontrará casi siempre el cómo” o “Quien tiene un por qué para vivir, soportará cualquier cómo”. Ambas me parecen plausibles, hasta complementarias, si atendemos al hecho que el primer requisito es tener un Por Qué.

Haciendo un balance.

Nuestros objetivos, metas o sueños (o como deseemos llamarlos) son siempre el horizonte que nos muestra hacia dónde queremos ir. Pero, ¿hemos podido mantener estos objetivos delante de nosotros durante este año? ¿Nos hemos sentido agotados bajo el peso de los problemas hasta el punto de olvidar, por un momento, que tenemos un por qué? Siendo honestos, es necesario reconocer que hay muchos distractores a nuestro alrededor; sin embargo, opino que el problema no son los distractores, sino la falta de un plan de vuelo. Es decir, no podemos evitar que haya turbulencias en nuestro viaje y que estas inclemencias nos saquen de nuestra trayectoria, mas cuando tenemos un claro objetivo es mucho más fácil volver a la ruta.

Por eso, lo mejor que podemos hacer durante estas fechas es realizar un balance de nuestro camino, en lugar de someternos mansamente a los mensajes consumistas que pululan por todos lados. Es necesario que miremos dónde estamos, que decidamos si es lo que queríamos y pensar en lo que debemos mejorar de cara al futuro. Cada día, cada semana, cada mes, cada año es una nueva oportunidad para dejar nuestra huella en forma de una vida entusiasta, inspiradora.

Y ahora, para esta última entrega de Vivir la Excelencia en 2010, quiero dejarte algunas sentencias y frases para pensar:

“Vivir sin amar no es, propiamente, vivir” - Molière

“Tú puedes dar sin amar, pero no puedes amar sin dar” - Robert Louis Stevenson

“La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad” - Francis Bacon

“Tengo pocos amigos, ¡pero cuánta amistad tengo!” - José Narosky

“Quien tiene un sueño conoce a lo que tiene que renunciar con el propósito de avanzar” - John Maxwell

“Las personas necesitan un propósito que tenga significado, Esa es nuestra razón de vivir. Con un propósito compartido, somos capaces de conseguir cualquier cosa” - Warren Bennis

“¿Qué es la fuerza sin una doble porción de sabiduría?” - John Milton

“La prueba más clara de sabiduría es una alegría continua” - Michel De Montaigne

“La primera riqueza es la salud” - Ralph Waldo Emerson

“No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder” - Benjamin Franklin

“Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro” - Albert Einstein

“La única manera de vivir es aceptar cada minuto como un milagro irrepetible, que es exactamente lo que es: un milagro irrepetible” - Storm Jameson

“El miedo es natural en el prudente, y el vencerlo es lo valiente” - Alonso De Ercilla851226autoayuda-como-utilizar-favor-deseo-poder-460x345-la

“No progresas mejorando lo que ya está hecho, sino esforzándote por lograr lo que aún queda por hacer” - Khalil Gibran

“Las personas debemos el progreso a los insatisfechos” - José Ingenieros

“Se necesitan virtudes más grandes para soportar la prosperidad que la suerte adversa” - François De La Rochefoucauld

“Sin ideales sería inconcebible el progreso” - José Ingenieros

“El desvanecimiento de los ideales es triste prueba de la derrota del esfuerzo humano” - Alfred North Whitehead

“Sólo debemos sacrificarnos por los ideales” - Karl Popper

Es mi deseo que disfrutes de estas frases y que si quieres compartir algunas no dudes en hacerlo en la sección de comentarios.

Nos vemos en 2011.

9 de diciembre de 2010

El Sentido de la Vida (Relato para Reflexionar)

2759902856_218c47c1ee Cierto día, un joven filósofo que andaba por las calles pensando en el significado de la vida, decidió interrogar a algunas personas para saber qué podían enseñarle sobre su inquietud. Se dirigió primero a un hombre rico que se paseaba en un suntuoso carruaje y le preguntó: “¿Qué significa la vida para usted?” El hombre rico lo miró y dijo: “Francamente, nunca me lo he preguntado, pero creo que puedo decir que la vida significa amasar fortunas, crear negocios, tener mucho tiempo libre, tener fama… – hizo una breve pausa mientras suspiraba para murmurar las últimas palabras de su definición – ser feliz…” El filósofo vio en los ojos de este hombre el vacío, pero aun así preguntó: “¿Y es feliz?” El rico se limitó a responder: “Se me hace tarde para llegar una cita muy importante, creo que podemos seguir con esta conversación, algún día de estos”.

El filósofo reflexionó para sí que si un hombre rico no podía decirle con claridad el sentido de la vida, entonces le preguntaría a un pobre para que lo ayudara a comprender. Buscó por las calles y encontró a un hombre muy pobre que luchaba todos los días para alimentar a su numerosa familia. Se acercó a él y lo interrogó: “Amigo, ¿qué significa la vida para usted?” La respuesta que recibió fue: “No tengo tiempo, debo trabajar, tengo una familia que alimentar”. El filósofo insistió: “Solo tomará un par de minutos de su tiempo, y me gustaría saber lo que usted piensa sobre el sentido de la vida”. Con un gesto de fastidio, y luego de resignación el hombre pobre respondió: “No lo sé… supongo que amasar fortunas, crear negocios prósperos, tener tiempo libre para responder preguntas que nunca me había planteado, tener fama… – y murmurando entre suspiros terminó – ser feliz…” – “Y ¿es usted feliz?” – preguntó el filósofo, aunque había notado el mismo vacío que en los ojos del hombre rico. El hombre pobre salió como de un sueño: “Ya le dije que no tengo tiempo, debo sobrevivir como puedo; pero algún día tendré suficiente como para que volvamos a conversar”. Y siguió su camino con paso más apresurado.

Chasqueado por las respuestas, el filósofo comenzó a preguntar a cuantos pudo: Un joven universitario respondió que tener un título, trabajar y hacerse rico, era todo el sentido de la vida que necesitaba. Un ama de casa le dijo que esa pregunta era ociosa, y que ella tenía más de qué ocuparse con tantos quehaceres en su hogar. De alguna manera, todos cuantos eran preguntados estaban muy ocupados y nunca se habían planteado pensar sobre el sentido de la vida. Incluso hubo alguno que aseguró el sin sentido de la vida con una elaborada proposición dialéctica. Y algún otro, con la impostura de un aire místico, aseguró que el sentido de la vida era unirse al ser impersonal del universo, en una nebulosa sentimental de vacío.

Cansado e insatisfecho por todas aquellas respuestas, el filósofo se sentó en la banca de un parque. Por un momento pensó que era inútil seguir con la faena. “Amar” – le dijo un hombre anciano vestido de blanco que estaba en la banca donde se había sentado y alimentaba unas avecillas con un trozo de pan. – “El verdadero sentido de la vida está en amar. Es eso lo que has andado preguntando ¿cierto?” Debido a su decepción el filósofo no había notado la presencia de este anciano, y un poco desorientado preguntó: “¿Amar? ¿Cómo puede ser ese el sentido de la vida?”

anciano “Muy sencillo” – respondió el anciano. – “Cuando amas un sueño, cuando amas lo que haces, cuando amas a tu pareja, a tus hijos, y a la vida misma, entonces puedes enfrentar los capítulos amargos que sin duda vendrán. Es que amar es un principio y un verbo. Requiere decisión, la decisión de ser verdaderamente libres y responsables de nuestra propia y singular existencia. Yo descubrí esto tarde en mi vida. Cuando era joven buscaba títulos, fortuna y fama, y lo conseguí solo para darme cuenta de que no era realmente feliz. Así que seguí amasando fortuna, frecuentando chicas hermosas, dándome mucho tiempo libre para no caer en la rutina; pero seguía sin ser feliz. Pasaron los años y un día mis médicos me dijeron que me daban solo seis meses de vida. Mi mundo se derrumbó. Durante una semana no supe qué hacer. Seis meses son tan poco. Entonces me pregunté: ¿Qué es lo que realmente he querido hacer de mi vida? ¿Amo lo que hago? Desde entonces han pasado treinta años. Ahora tengo ochenta y mantengo aún la ilusión de saber que cada día es una nueva oportunidad para vivir de verdad”.

5 de diciembre de 2010

Cuando Nadie te Critique… ¡Preocúpate!

En mi trato con las personas, a menudo me toca oír cosas como: “Los demás solo saben criticar”; “en vez de ayudarme, solo me critican”; “deberían fijarse en ellos mismos antes de andar criticándome”, y un largo etcétera. Y no podemos negar que las más de las veces, este tipo de declaraciones son reales, tanto que me he quedado con una sentencia que escuché hace algunos años y que he ido desarrollando en mi mente: “No existe tal cosa como la crítica constructiva”.

Pero la crítica sí que existe, y aun cuando se nos expresa bajo el disfraz de ser “constructiva” su sabor amargo no desaparece; sin embargo, quiero proponer en este artículo que no es por la crítica que deberíamos preocuparnos, sino por la ausencia de esta, porque al faltar ella podría suceder que hayamos comenzado a convertirnos en meras sombras, y la mediocridad (el unirnos con la masa) haya hecho que pasemos desapercibidos.

Para derribar…

La crítica tiene por objeto señalar, de allí que sea más fácil extraer los defectos de los demás, y olvidarnos que somos tan humanos como el que señalamos. Así que cuando somos criticados es porque alguien nos ha señalado, o ha puesto bajo la lupa algo que considera inadecuado en nosotros. Y como la crítica sólo sirve para derribar, al ser señalados lo que nos toca es evaluar si en verdad nuestra conducta, nuestras palabras (o lo que sea que haya sido señalado) están recibiendo un trato justo.

Esta evaluación sirve, en mi opinión, para dos cosas: 1) Considerar quién es el que está haciendo la crítica. Si es una persona constantemente negativa, con tendencia a la murmuración, que no soporta que otros hagan lo que ella no puede, o dejen de hacer lo que a ella le ha tocado, entonces, ¿vale la pena prestarle tanta atención a esa crítica? No es que debamos descartar sólo porque sí una crítica desde ese tipo de fuente, pero considerar quién es el crítico puede ayudarnos a no tomar muy a pecho las cosas. De hecho, si el que critica es una persona que admiramos y apreciamos ¿qué hacemos con sus observaciones? En general, las valoramos, aunque las recibamos siempre con un poco de dolor, porque creemos que el crítico quiere lo mejor para nosotros.

2) Poner en perspectiva nuestro estilo de vida. Es decir, sin importar la fuente de la crítica (y aunque esta no sea la mejor clase de retroalimentación), nos sirve para hacer una pausa y pensar qué tan efectiva, próspera y excelente es nuestra vida, nuestro ejemplo. Es fácil descartar al crítico que no tiene autoridad moral, pero lo que no deberíamos hacer es dejar pasar la oportunidad para crecer y mejorar, incluso a pesar de la lluvia recia de criticones a nuestro alrededor.

Una especie próspera.

Es más, para dejarlo bien claro: los criticones son una especie muy próspera y que se reproduce muy rápido. A veces, también he criticado, y muy duro además. Sin embargo, el poder de una crítica no está en el que la esboza, sino en el que la recibe. El que señala, él mismo se hace daño al incapacitarse para apreciar el potencial. Pero si el que la recibe toma demasiado a pecho cada crítica que recibe, pronto estará a merced del qué dirán. Más bien deberíamos aprovechar esos señalamientos de nuestras faltas para mejorar, para demostrar por qué somos personas de excelencia.

Recuerda: Ser una persona excelente no significa que eres perfecto, sino que sueñas con algo mejor, y en la medida que te mueves hacia la excelencia (que es como el horizonte) siempre encontrarás críticos. Lo extraño sería que nadie te critique, y si eso llegará a pasar, entonces preocúpate, porque lo más seguro es que has dejado de vivir.

Hasta pronto, y ojalá, juntos podamos aprender a sobrellevar las críticas y a sacarles provecho, para que aquellos que nos critiquen pronto puedan darse cuenta del calibre que tiene nuestro carácter, de la fuerza que nos motiva a mejorar, y de que nadie ni nada nos hará desistir de cumplir nuestros sueños.

18 de noviembre de 2010

Tiempo para Todo…

agobiado por el tiempo Cuando reflexionamos en el artículo ¡Si quieres, tienes tiempo!, sobre cómo podemos hacer para ocupar nuestras horas en las cosas que realmente queremos, hemos puesto las bases para apuntar a lo realmente importante. Es decir: Cuando nos sentimos agobiados y sin tiempo, y parece que las horas se vuelven minutos por la velocidad con la que avanza todo a nuestro alrededor, necesitamos (debemos) hacer una pausa para examinar si realmente estamos poniendo en primer lugar lo que vale la pena.

Un examen: Satisfacción inmediata vs Resultados duraderos.

No podemos negar las grandes ventajas que el mundo en que nos ha tocado vivir nos da, pero tampoco podemos obviar algunos problemas que deben ser tratados: me refiero específicamente en este escrito, a la satisfacción inmediata. Todo se quiere aquí y ahora. Al fin y al cabo, tenemos comida congelada que en un minuto está lista; programas de acondicionamiento que perfeccionarán nuestro cuerpo con solo 10 minutos al día (y hay que decir que algunos de esos programas son mucho más ambiciosos)…

La satisfacción inmediata está instala, y nos parece natural, porque según nos lo han dicho los científicos, nuestros cerebros responden a la gratificación. Y esto es tan cierto, que puede hacernos perder de vista los resultados duraderos que vienen de cultivar el hábito de hacer lo importante antes de dedicarnos a la gratificación instantánea.

Hace poco leí una historia muy curiosa que puede ilustrar nuestra reflexión: Unos científicos pusieron unos electrodos en el cerebro de un chimpancé justo en su “centro del placer”. Luego pusieron al animal frente a dos palancas. Una de ellas, al ser accionada, le proveía un plátano para que se alimentara; mientras que la otra, estimulaba su “centro del placer”. El resultado: El pequeño chimpancé solo accionaba la palanca que le daba placer, aunque esto significara morirse de hambre.

Lo que debemos buscar es un equilibrio óptimo, y para lograrlo, poner lo verdaderamente importante en primer lugar será el mejor método. Siempre tendremos tiempo para esas actividades que nos dan satisfacciónreloj de arena inmediata, pero ocuparemos nuestras mejores destrezas para aquello que se convertirá en una gratificación mayor, pues, al alcanzar nuestros objetivos creceremos, nos volveremos más fuertes y vislumbraremos nuevos desafíos.

A continuación te presentó un video con el que quedará mejor explicado el objetivo de esta entrega. Dispón de 10 minutos: serán una inversión.

9 de noviembre de 2010

La Fortuna y la Excelencia a la puerta… Del Epílogo de “En la Búsqueda de la Excelencia”

puerta … Cuando la Fortuna tocó a su puerta, el hombre estaba ocupado con su existencia, intentando hacerse rico, intentando ser feliz, intentando gozar de todos los placeres que podía. La Fortuna se dio cuenta que no había sido oída, así que volvió a tocar un poco más fuerte, pero nadie salió a abrirle la puerta. Viendo a través de una ventana, la Fortuna fue testigo de algo insólito: El hombre, que creía tenerlo todo, estaba viendo una pared con una fogata a su espalda y se reía y se exaltaba con las sombras que en aquella pared eran proyectadas por sus propias manos. Al verlo con mayor atención, la Fortuna se dio cuenta que el hombre estaba desnudo, con el cabello enmarañado y con su cuerpo sucio.desnudo-viejo-pastel Entonces llamó a la puerta más fuerte aún, para ver si lograba sacarlo de su trance. Pero no pudo. El hombre seguía absorto en sus sombras, aunque no parecía ser realmente feliz.

La Fortuna pidió ayuda a la Excelencia, para ver si entre ambas lograban despertar de una buena vez al hombre.   Volvieron a tocar la puerta, con fuerza, con insistencia, pero el hombre no se distraía de su juego de sombras. Así visitaron la casa durante días, sin resultados, pero muy intrigadas porque siempre veían el mismo espectáculo, hasta un día, cuando el hombre se puso en pie, caminó desorientado, gritó y dirigiéndose a la pared la golpeó con ambas fortunamanos mientras decía entre sollozos: “¡¿Cuándo vendrá la fortuna?! ¡¿Hasta cuándo voy seguir siendo un miserable?!” Luego pareció calmarse, volvió a su asiento y, en un simple ademán, quedó de nuevo extasiado por sus proyecciones en la pared. Frente a ese cuadro desolador la Fortuna tocó una vez más, pero nadie se acercó a abrir la puerta.

Entonces la Fortuna decidió marcharse dejando a la Excelencia como custodia, por si el hombre algún día decidía salir. La Excelencia aceptó la misión, pues cuando el hombre por fin abriera, ella misma podría llevarlo hasta la Fortuna. Y allí quedó, esperando, a la puerta del hombre, bajo el frío indiferente de la indolencia y la ignorancia. Pero el hombre nunca salió. Ahora nos toca a nosotros escuchar que la Excelencia llama a nuestra puerta, ¿vamos a abrir?

Y la Excelencia sige sentada, esperando que la puerta se abra...

(Tomado de mi E-Book “En la Búsqueda de la Excelencia”, del Epílogo, pág. 268-270)

4 de noviembre de 2010

¡Si Quieres, Tienes Tiempo!

Una vez escuché una entrevista que me dejó perplejo, por la facilidad con la que nos excusamos para no cumplir con nuestras obligaciones. Y generalmente la excusa que usamos comienza con: “No tengo tiempo”; “se me agotó el tiempo”; “lo olvidé porque estaba tan ocupado en otras cosas”… y otras similares.

La persona que estaba siendo entrevistada era Alejandro Bullón, conferencista internacional y pastor. Y la pregunta que me dejó perplejo fue: ¿Cómo hace para viajar tanto y dictar sus conferencias, y grabar para la televisión, para la radio, para programas especiales, y luego escribir los libros que escribe, y pasar tiempo con su familia? ¿Cómo hace el tiempo para todo eso? En su respuesta, Alejandro Bullón contó lo siguiente:

Cuando él era chico, su padre debía viajar lejos a trabajar para traer el sustento a la familia. Antes de partir, el padre consideraba el tiempo que iba a estar fuera y asignaba las tareas para cada uno de sus hijos según sus capacidades, a fin de que todo estuviera en orden cuando volviera. Así que cada chico recibía su encargo, pero cuando el padre se iba lo primero que hacían era comenzar a divertirse. La madre les recordaba constantemente sus obligaciones, pero siempre hallaban la manera de posponerlas hasta última hora. Ellos sabían cuándo volvía su padre, así que un par de días antes comenzaban a hacer todas las tareas, a fin de que cuando él llegará no encontrara nada fuera de lugar. Su padre los felicitaba y les aseguraba que estaba muy orgulloso de unos hijos tan dedicados.

bullon En uno de esos viajes al trabajo, con las respectivas tareas asignadas y el respectivo relajamiento de parte de los chicos, el padre volvió antes de lo previsto y se encontró con la realidad: Sus maravillosos hijos eran un fraude que dejaban todo para última hora. Los muchachos se sintieron aterrorizados, pensando en el castigo que recibirían. El padre esperó a la hora de la cena y allí les dijo: “Me siento muy decepcionados de ustedes. Yo pensaba que ustedes cumplían con las tareas que les asignaba porque me amaban, pero ahora entiendo que sólo lo hacen para no ser castigados a mi vuelta”.

Hubo un momento de silencio. Uno de los muchachos se atrevió a decir: “Lo que pasa es que no nos queda tiempo, se nos va muy rápido”. El padre los vio a todos y les dijo: “Hijos, nunca olviden esto que voy a decirles: Si quieren hacer algo, siempre hay tiempo”.

La trampa del “No tengo tiempo”.

Quizás en alguna ocasión hemos usado esta frase, y es muy posible que hasta sintamos que tenemos la justificación necesaria: Mucho trabajo, mucho estudio, mucho tráfico, mucho de todo. Pero, ¿qué estamos diciendo realmente cuando decimos que no tenemos tiempo? Quiero proponer algunos mensajes que damos con esa frase, pero atendiendo al hecho de que no son absolutismos los que presento, pues todo esto debe verse con equilibrio:

1. Con “no tengo tiempo” estamos diciendo que no controlamos nuestra vida. No podemos decidir sobre cómo utilizar nuestro valioso tiempo y estamos a merced de las circunstancias, o de las agendas de otros.

2. … estamos diciendo que somos inefectivos. Porque hemos permitido acumulación de actividades y no hemos cumplido con ninguna aún.

3. … estamos diciendo que no sabemos delegar aquellas tareas que, sabemos, serán mejor realizadas por otras personas.

4. … si se las decimos a nuestros seres queridos, les estamos diciendo que no valen tanto como para que hagamos una pausa por ellos.

5. … estamos diciendo que la culpa es de otros, pues si no fuera por el tráfico, el jefe, los empleados, la economía, etc., entonces tendríamos tiempo.

Tal vez el “no tengo tiempo” tenga su lugar, en especial cuando decimos: “No tengo tiempo para rebajar mis sueños”; “no tengo tiempo para holgazanear y dejar de hacer ejercicios”; “no tengo tiempo para ocuparlo en críticas, chismes, frustraciones, etc.” Pero, aparte de estos usos, creo que valdría la pena revisar bien nuestras prioridades cuando usamos esa frase. Es verdad que vivimos en un mundo muy exigente, pero somos nosotros los que elegimos en qué ocuparnos más cada día, así que recuerda que “si quieres hacer algo, tienes tiempo para hacerlo”.

¿Qué quieres hacer hoy?

28 de octubre de 2010

¿Y si las cosas no van bien?

2009102760triste300Josh (el hombre de nuestra historia) había vendido su auto para tratar de pagar algunas deudas, pero el negocio se hundía sin remedio. Un día, al volver del trabajo en el autobús, decidió bajarse varias calles antes para tener tiempo de meditar. La decisión parecía obvia: tendría que decirle a su esposa y a sus hijos que iba a declararse en banca rota. Se sentó en la acera frente a su casa, con una vorágine de pensamientos y temores agobiándolo. En ese momento apareció su padre, que venía a visitarlo porque su nuera le había dicho que notaba un poco ensimismado a su esposo. Al bajarse del auto se sentó rápidamente al lado de su hijo. Pasaron unos minutos en silencio, simplemente uno junto al otro, hasta que Josh comenzó a decir: “¿Sabes? Siempre pensé que yo había nacido para hacer grandes cosas, pero desde hace mucho todo va de mal en peor. Junto a mí todo se tambalea y parece que el buen tiempo ha terminado. ¿Qué puedo hacer? Todavía tengo sueños… ¿será que debo renunciar a ellos y ajustarme a la realidad?”

No dijo más. Su padre guardo silencio un momento, parecía que reflexionaba sobre lo que su hijo le había dicho. “Mi querido hijo – comenzó su padre – sé que tú no quieres un consejo. Ni quieres saber lo que yo haría. Pero, ¿realmente quieres renunciar? ¿Crees que es demasiado difícil para ti? Tú siempre puedes contar con mi apoyo, no dudes eso; sin embargo, tengo una pregunta más para ti: ¿Sabías que enfrentarías dificultades que retarían tu determinación?”

“Bueno, sí, sabía que habría problemas; – respondió Josh – lo que nunca imaginé es que la presión fuera tan grande, en especial por mis hijos y mi esposa, pues no quiero decepcionarlos”.

“¿Temes decepcionarlos a ellos… o a ti mismo, hijo?” – pregunto el padre.

“A mí, – reconoció el hijo – es cierto, temo más decepcionarme a mí mismo, porque mi sueño es convertir este negocio en algo realmente grande”.

“Entonces sólo tengo una cosa que decirte. Guárdala en tu corazón y medita en ella. Después toma tu decisión y ten la seguridad de que yo te apoyaré, y no dudo de que lo haga tu familia también:

«Si no hay viento, rema» – Proverbio portugués”2614891201_440d45e855avanzar

Nadie nos ha prometido que la vida será sencilla. En especial para quienes buscan la excelencia, el camino no es nada fácil. A veces hay que enfrentar la crítica, el desdén, la burla. Pero, cuando enfrentemos momentos en los que parece que no avanzamos como queremos, tal vez sería bueno recordar el proverbio portugués. Después de todo, no basta con las buenas intenciones, ni con esperar que todo nos salga bien; en realidad, nos tocará muy a menudo toparnos con la realidad de decirnos a nosotros mismos: «Si no hay viento, rema».

24 de octubre de 2010

El discurso de Vicente del Bosque

Premio_Principe_Asturias_imagenes Con ocasión de la entrega del Premio Príncipe de Asturias, entregado este año en el área deportiva a la Selección Española de Fútbol, su entrenador, Vicente del Bosque dio un discurso que me ha parecido bien compartir acá en Vivir la Excelencia. El gesto gallardo de compartir este premio con el anterior seleccionador, hace que su discurso pase de la retórica a la vida, y convierta a este agradecimiento en una verdadera ponencia sobre la excelencia. Pondré en cursiva una sección del mismo, pero creo que todo el discurso es digno de atención.

¡Felicidades a toda España!

"Majestad, Altezas, Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades, Excelentísimos señores premiados, Señoras y Señores. Desde hace más de cien años el fútbol forma parte de lo cotidiano de nuestra vida y va inexorablemente ligado a las esperanzas e ilusiones de millones de españoles. Hablamos de él con tanta frecuencia e intensidad que ya es como uno más de la familia. Del fútbol se habla antes y después de los partidos que se disputan, antes y después de que se inicien y concluyan sus campeonatos y no hay lugar en el que no esté presente. El fútbol no deja indiferente a nadie, no es artículo de menor cuantía.

Somos por tanto beneficiarios de un estatus, de unos privilegios y de unas responsabilidades que no pueden ignorarse. Abanderamos y articulamos un fenómeno universal de cuya trascendencia no cabe duda y que nos anima a tratar de ser mejores cada día. Desde 1920 hasta hoy, la Selección española ha aglutinado los sentimientos de generaciones de aficionados que acompañaron al equipo nacional en sus alegrías y en su sus penas, en sus triunfos y en sus derrotas, sin volver la cara sabiendo que lo que defendían unos cuantos era lo que perseguían multitudes. La Selección que hoy recibe el Príncipe de Asturias es depositaria de unos valores que van más allá de los éxitos puntuales y de su materialidad, y es también legítima heredera de una tradición que nos honra.

Esos valores tienen carácter imperecedero y perfil determinante. Son el esfuerzo, el sacrificio, el talento, la disciplina, la solidaridad y la modestia. Los jugadores que han obtenido el Mundial han sido leales a dichos principios y a los de la deportividad y el honor. Defendiéndolos alcanzaron la victoria final. De otro modo no habría sido posible.

DelBosque20101022dasdasftb_47 El éxito de España en Sudáfrica ha sido el premio a todo ello pero también el resultado del convencimiento de los jugadores de que lo que hacían era lo mejor y la fe en su propuesta futbolística. Nunca nos faltó ni lo uno ni lo otro. Éramos conscientes de que únicamente así podríamos ser capaces de sobrellevar las adversidades y dificultades que surgieron para lograr lo que nos habíamos propuesto. La Selección se siente profundamente satisfecha de haber alcanzado el éxito conseguido y de haber podido responder a la confianza que millones de españoles depositaron en ella. El grupo al que represento reúne todas las virtudes que un entrenador ha deseado siempre. La inolvidable victoria que nos brindaron en Sudáfrica queda para la historia y sus intramuros, la humildad de un grupo de futbolistas que han hecho de la modestia un arma tan poderosa como su mismo y arrebatador juego.

Por último, quisiera destacar el apoyo recibido en Sudáfrica en primer lugar por sus Majestades, sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias. Para ellos nuestro agradecimiento por su apoyo y por su fe. Muchas gracias"

Fuente: Diario As

14 de octubre de 2010

Breve ensayo sobre la identidad – 2

identidad43 El desarrollo de la identidad, tanto individual como colectiva, es siempre un desafío, una lucha por fortalecer lo que consideramos las raíces, y escudarnos de invasores que trastoquen nuestra cosmovisión. Integrado en nuestro cerebro está el instinto de proteger lo conocido, y para ello la humanidad se ha valido en su historia de relatos, rituales, religiones, filosofías, guerras, monarquías, tribus, democracia… Y todas estas subestructuras han sido encaminadas a darle forma a una visión particular que inculcar a los pequeños y a los extranjeros.

Determinismos.

La parte positiva de todo esto es también su contraparte negativa. Es positiva porque mantiene en orden predecible el desarrollo social, algo que valoramos mucho los seres humanos, porque estamos habituados a habituarnos. Pero es negativa, cuando ese mismo orden predecible se convierte en dogma y se lo entroniza como la medida de todo pasado, presente y futuro.

No sólo Sócrates, sino muchos otros han retado ese orden, con la intención consciente o inconsciente de abrir la brecha del progreso; pero el determinismo reinante ha sido siempre el principal escollo. De esta manera, la sociedad (o sus líderes), queriendo mantener una identidad homogénea han estigmatizado a quienes muestran diferencias, es decir, que han condenado a quienes han decidido afirmar su propia individualidad para pensar, sentir, e incluso rendir culto. Por eso, la gran mayoría ha visto más fácil dejar que los otros piensen por ellos, con la esperanza de que sepan a dónde se dirigen. Entonces nos escudamos detrás de los determinismos, porque podemos culpar a nuestros genes, a la educación que recibimos de nuestros padres y a nuestra realidad circundante. Así preservamos una identidad, que llamamos nuestra porque la hemos asimilado, aunque para ello hayamos renunciado a ser responsables de nosotros mismos.

school-pecesquenosabendondevan Con lo dicho hasta acá no pretendo decir que cualquier actitud de rebeldía debe ser considerada una búsqueda legítima de identidad, aunque sea verdad que la búsqueda tenga algo de rebelde. Muchas veces la rebeldía no es más que una reacción contra personas o situaciones que terminamos asimilando cuando crecemos.

Pero cuando, por medio del pensamiento, vislumbramos algo mejor y apuntamos todo esfuerzo a lograrlo, incluso si la mayoría lo ridiculiza, nuestra individualidad se fortalece y nos hace realmente capaces de compartirnos profundamente con otros que pueden o no apoyarnos. Esta interdependencia se alcanza debido a la madurez de aceptar que nuestra libertad colinda con la de otros. Y es esa interacción la que nos invita constantemente a examinar nuestros paradigmas, a fin de evaluar si describen o no el terreno que pisamos.

Una línea, más que un punto.

En esto de la identidad hay mucho por decir, cada uno desde su perspectiva; pero creo que hay algo en lo que podemos convenir, y es que al hablar de una búsqueda de identidad no pensamos en un punto al cual se llega, como si fuera posible estandarizar una forma de ser; más bien hablamos de una línea que se construye todos los días, partiendo del bagaje que se nos ha inculcado, pasando por cómo hemos llegado a interpretar ese bagaje y su aplicación a nuestra propia vida mediante el pensamiento, hasta llegar a la interacción continua con otros seres humanos y con tantas circunstancias cambiantes que nos desafían a pensar y volver a pensar sobre nosotros, los demás y el mundo. Y todo este proceso converge en un individuo único, con sus sueños, ideales, desafíos y problemas, que debe elegir y ser responsable de su elección.

frp45Esto es, la verdad, mera divagación. Pero me gusta pensar que de alguna divagación puede salir al menos una idea importante. Creo que la búsqueda de la excelencia es una búsqueda de identidad, porque al ser humano le atrae mucho la idea de dejar su huella en el mundo, y si hemos de plasmarla para bien, qué mejor forma de hacerlo que siendo personas excelentes. Pero, eso es una elección que toca a cada uno realizar.

(Nota: El hecho de que este artículo lleve “2”, no significa que sea una necesaria continuación del anterior, sino que era más fácil agruparlo bajo un mismo título, porque se trata el mismo tema.)

4 de octubre de 2010

Breve ensayo sobre la identidad - 1

identidad Autenticidad, originalidad, independencia, son palabras que pueden asociarse a la idea de la identidad; sin embargo, muy a menudo, todo el conjunto que estas palabras forman son cuidadosamente usadas para señalar una forma muy específica de ser que se busca inculcar en los demás y que estigmatiza (si no es que condena) cualquier manera diferente de pensar que no sea la que se desea imponer (y digo imponer aunque esto sea hecho por medios muy persuasivos, que ejemplos perfectos de esto son los medios masivos de comunicación).

No es que sea un delito compartir nuestras convicciones con otros, e incluso que ese compartir pueda contagiar de tal manera a mi oyente que desee unirse a mi causa. El problema surge cuando se usan medios para coaccionar la libertad individual para elegir si nuestras convicciones concuerdan con las convicciones que se nos presentan. Y muy usualmente esos medios de coacción tienen que ver con el sentido de pertenencia a un grupo determinado y el punto de vista particular.

La presión del grupo.

Sentirse parte del grupo, integrando la identidad personal con la de todos, es de alguna manera una necesidad, pero en nuestro contrato social tácito esperamos que esa integración no anule nuestra libertad personal, sino más bien que la regule al hacernos responsables de nuestras decisiones y acciones. Así, lo que tenemos en un grupo en forma básica es integración + libertad personal + responsabilización. Y la manera más sencilla de moldear a alguien para que se acomode de una manera muy específica al grupo es la desmedida responsabilización, es decir, aislarlo o castigarlo o señalarlo por cualquier desviación (hecha por la libertad de elección) de la identidad del grupo, con lo cual se condiciona al individuo para que piense ya no como pensaría libremente, sino como lo haría el grupo.

No soy un borrego_es En este punto, la autenticidad, la originalidad y la independencia son meras fantasías. Pero, de nuevo, con esto no estoy significando que decirles a otros lo que creemos, o incluso tratar de persuadirlos de que es lo correcto sea un atentado; pero sin duda que es una falta muy grave, cuando usamos la fuerza (de cualquier tipo) para imponer lo que creemos que debería ser la identidad.

Para ilustrar lo que he escrito hasta este momento debería bastarnos recordar al insigne Sócrates, quien representaría la verdadera identidad individual (con su deseo legítimo de compartir y persuadir sobre lo que consideraba mejor) y contrastarlo con la identidad de los atenienses que lo mataron bajo la acusación de corromper a la juventud (o lo que es lo mismo: invitarlos a dejar de ser parte pasiva de un rebaño). Sócrates invitaba a pensar, no para descubrir alguna nueva moral, sino para examinar y mejorar la existente. Eso fue visto como una amenaza a un grupo de personas que se preciaban de ser la élite intelectual del mundo antiguo, lo cual no deja de ser al menos un poco irónico. Al sentirse incómodos con el desacato de uno sólo, recurrieron a la fuerza, viciando un juicio con acusaciones falsas hasta que lograron desembarazarse de él.

¿De dónde debe surgir la identidad?

El punto central de este escrito está en las siguientes preguntas: ¿Cómo se construye la identidad? ¿De dónde debe surgir? ¿Cómo identificar las sutiles formas de sesgo, que intentan moldear nuestras opiniones y eventualmente nuestras vidas? ¿Nuestra identidad es realmente nuestra? ¿O nos dejamos llevar por el fanatismo y el recelo cuando se pone en tela de juicio lo que creemos?

Son muchas preguntas y se las han hecho ya muchas mentes en el pasado, pero debemos seguir indagando en ellas. Alguien dijo que nunca debemos temer al examen de la verdad, porque entre más pronto el error salga a la luz, más pronto podremos deshacernos de él.

Mi propuesta es que la identidad se construye sobre la base del carácter, este es el resultado de nuestros hábitos más constantes, los que a su vez resultan de los pensamientos dominantes de nuestra mente. Allí debemos trabajar, en los pensamientos, en intentar elevarlos tan alto como podamos. La identidad no es mera rebeldía. Pero si un hombre auténtico se rebela lo hace en función de principios e ideales más nobles y elevados.

No voy a pretender que puedo responder las preguntas que he planteado, pero intentaré pensarlas. Y decidí escribir sobre esto para que quienes lean este burdo escrito, también puedan pensar sobre esto y aportar su singularidad a estas cuestiones. Sin embargo, debemos meditarlas desde la humildad de Sócrates, de reconocer que “sólo sabemos que no sabemos nada”.

28 de septiembre de 2010

Decídete a ser tú – III.

«Dejemos de discutir lo que debe ser un hombre bueno y procuremos serlo»

Marco Aurelio

3FA8FC1E02CA1D6B2B4A96D0CD16 (Viene de la reflexión anterior) En tercer lugar, es preciso que aprendas a tener claras tus prioridades. Como ya has comenzado a aclarar tu visión y estás aprendiendo a internalizar esos Principios elevados de vida, ahora puedes saber con mayor precisión qué es lo realmente importante para la realización de lo que tú quieres ser y hacer en la vida. Esto crea en ti un potente «Sí» para aquello que realmente quieres en tu vida y que estás sembrando, y te permite decir «No» a aquello que sólo te distraerá de tu misión. Ser tú mismo es que tus prioridades hagan juego con tus sueños. ¿Te imaginas a alguien que quiere ser el mejor atleta sentado en un sillón engullendo comida rápida y viendo televisión? ¿Qué pensarías de alguien que dice que quiere convertirse en el mejor cirujano pero en lugar de dedicarse al estudio se dedica a desperdiciar su tiempo? ¿Le confiarías tu vida? Piensa en otros ejemplos.

En cuarto lugar, escribe en breves palabras tu visión (tu sueño), tus principios y tus principales prioridades y llévalas siempre contigo. No tiene que ser una declaración larga, sólo debe reflejar lo que realmente quieres ser y hacer. Imprime toda la carga emocional que puedas en esas pocas líneas y verás que, aunque al principio no suceda nada realmente “impresionante”, algo ha cambiado. ¿Sabes qué es? Tú. Porque ahora estás viviendo tus sueños haciendo algo tangible. Tal vez te parezca que el camino se desvía por momentos, pero no te preocupes. Mientras tengas trazada la meta y la ruta, siempre podrás volver al camino. La gente lo notará y te verá más feliz, más seguro de ti mismo, porque eso es lo que serás.

(Tomado de mi E-book: “En la Búsqueda de la Excelencia”, pág. 26,27)

27 de septiembre de 2010

Decídete a ser tú – II.

autenticidad-ii «Aunque digan o hagan lo que quieran, es preciso que yo sea un hombre de bien; lo mismo que el oro, la esmeralda o la purpura, digan o hagan lo que quieran los hombres, tendrán su brillo propio»

Marco Aurelio

En la lectura anterior nos introdujimos a esto de ser uno mismo, auténtico, y en esta lectura vamos a ver qué significa eso en la práctica para que comencemos, de una vez por todas, el gran camino del desarrollo de todas nuestras facultades.

En primer lugar, ser tú significa tener una clara visión de tu futuro. Como todas las cosas se crean dos veces (primero en tu imaginación y luego en forma física) es importante que te tomes un tiempo todos los días para “ver” con los ojos de tu mente qué es lo que quieres ser y hacer en la vida. Esta visión de ti no puede ser impuesta de ninguna manera, a menos que tú así lo quieras. Esto no significa cerrar los oídos a las sugerencias de otros, sino conectarte con lo que sabes hará una diferencia real en tu forma de ver la vida. En una reflexión futura hablaremos un poco más sobre la visión, pero por hoy, piensa en tu vida como la mayor obra que puedes hacer para dejar un legado duradero a quienes te sobrevivan.

En segundo lugar, aprende sobre Principios e internaliza estos Principios en tu vida. Esto es, aprender de la responsabilidad, la virtud, el amor, la fe, la integridad, el crecimiento, entre otros y convertir todo esto en tu estilo de vida. ¿Puede una persona sin amor ser feliz? ¿Puede alguien irresponsable hacer algo duradero en la vida? ¿Puede alguien sin integridad ser confiable, o si no tiene fe puede emprender grandes cosas? Tú sabes las respuestas a estas preguntas. Vive hoy de tal manera que tu visión esté conectada con Principios verdaderos y comenzarás a ver cómo tu brillo propio se hace visible a todos. (Tomado de mi E-book “En la Búsqueda de la Excelencia”, pág. 24,25)

22 de septiembre de 2010

Decídete a ser tú – I.

«Un hombre no es otra cosa que lo que hace de sí mismo»somos

Jean Paul Sartre

A veces, la frase de Sartre, cae como una gota de limón en una llaga purulenta. Especialmente si al ver a nuestro alrededor percibimos que no estamos yendo a ninguna parte, porque todo se hace más difícil, y las circunstancias nos desafían aún más conforme pasan los días. Sin embargo, nuestra vida de ahora, es lo que hemos hecho de nosotros mismos. Si es agradable, ¡felicidades! No hay nada más revitalizador que saber que hemos hecho de nuestra vida un monumento al éxito real, es decir, al que se vive todos los días cuando damos un paso en dirección de nuestros más preciosos sueños, en dirección de la excelencia; pero, si no es agradable lo que ves a tu alrededor, ¡fantástico! Hoy tienes la oportunidad de decidir hacer algo diferente contigo.

No te preocupes, esto no es mero positivismo radical. No es sólo mentalización ni verbalización. Lo que tienes en tus manos es la posibilidad de tomar la decisión de vivir este día de forma diferente a la que has vivido hasta ahora, convirtiendo los desafíos en oportunidades de crecimiento; sin embargo, para lograr hacer esto hay un requisito indispensable. Llenar este requisito es vital, pues es el que hace la diferencia real entre vivir malhumorados y cansados o vivir realmente felices. Me refiero a Ser Tú Mismo.

ser-uno-mismo Decide hoy que comenzarás a ser tú: auténtico, lejos de los convencionalismos sociales; decide que vas a vivir guiado por principios elevadores que te impulsan hacia la realización de grandes proyectos, al establecimiento de relaciones duraderas. Cuando eres auténtico, todo el mundo lo nota, y también todo cambia. ¿Cómo? En la lectura siguiente hablaremos un poco más sobre esto y verás cómo al ser tú liberas el gran potencial que duerme en ti.

(Tomado de mi E-book “En la Búsqueda de la Excelencia”, pág. 22-23)

17 de septiembre de 2010

Aprecia el don.

vida «Si no conoces todavía la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte?»

Confucio

Para poder disfrutar, como lo sugiere Da Vinci en la reflexión anterior, de una dulce muerte, nuestro primer deber es conocer la vida y apreciar este maravilloso don que se nos ha concedido, antes que sea demasiado tarde y lleguen los días en los que nos arrepintamos de no haber vivido realmente.

Pero, ¿cómo es posible conocer la vida? Déjame presentarte algunas sugerencias; pero, por favor, recuerda que sólo son sugerencias que puedes ampliar y perfeccionar a lo largo de este día:

1. Ten un sueño. Debe ser algo que tú desees y que llegues a amar con todo tu ser. Puede ser un proyecto o una persona, pero debe ser tu sueño.

2. Da gracias por lo que tienes. No te preocupes si no eres quien tú quisieras ser, o si no tienes lo que quisieras aún; da gracias por lo que sí tienes que te hace sentir bien, aunque te parezca poco. ¿No tienes nada? Pues da gracias porque tienes la vida, porque respiras, porque tienes un potencial ilimitado para hacer grandes cosas, da gracias por tu sueño.

3. Aprecia el don. Cuando agradeces, la seguridad de ser y tener te llega y entonces puedes apreciar el don. ¿Tienes vida? Entonces agradece constantemente esto y comenzarás a apreciar este maravilloso regalo y encontrarás las maneras de mostrar tu aprecio soñando en grande y haciendo todo cuanto puedes por vivir una vida digna de tu gratitud.regalo1

Conocer la vida conlleva la gran responsabilidad de ser responsables de nuestra propia existencia; mas cuando aceptas el reto, entonces puedes vivir de verdad. ¿Estás listo o lista para comenzar a apreciar el don de la vida (y todos tus dones) desde hoy?

(Tomado de mi E-book “En la Búsqueda de la Excelencia”, pág. 18-19)

8 de septiembre de 2010

Sobre Principios y Responsabilidad.

responsabilidad-social-empresaria En este artículo me gustaría poner delante de nosotros esta pregunta que rara vez nos atrevemos a externar. Bueno, digo “rara vez” desde que accedimos al mundo de los adultos, porque es posible que algunos todavía la piensen, y otros la recuerden de su adolescencia. En fin, el punto es que la pregunta no deja de ser relevante: ¿Sirve de algo ser responsables? Y, ¿qué es eso de la responsabilidad? Además, quisiera poner de relieve el tema de los Principios, para evaluar un poco su validez para nosotros. Después de todo vivimos en una sociedad relativista y en extremo subjetiva, ¿no será acaso una cuestión personal todo esto?

Vayamos por partes.

En primer lugar, la responsabilidad es común a todos los seres humanos. Al haber nacido libres, nacimos también responsables. Sin embargo, el uso que le damos a esa cualidad sí que es subjetivo, a tal grado que podemos renunciar a ella. Y renunciar a ser responsables es una buena prueba de que más que una cualidad, nos estamos refiriendo a un Principio.

Ningún Principio puede forzarnos. Tampoco puede cambiarnos. No es su función. La función de los Principios es mostrarnos cuál es el mejor camino, el que ha soportado la prueba del tiempo y ha dado como resultado hombres y mujeres virtuosos; pero la decisión de seguirlos es de cada uno. Paradójicamente, aunque decidamos no guiarnos por ellos, eso no los destruye, sino que los pone de relieve cuando cosechamos los resultados.

La responsabilidad trabaja en función de principios, es decir, en aceptar o no la guía de ellos y en aceptar las consecuenciasresponsabilidad (en este segundo “aceptar” no existe la posibilidad de no hacerlo). Para hacerlo claro: Al aceptar ser guiados por la virtud, aceptaremos el resultado de una vida plena, de constante desarrollo, lo cual no significa que sea fácil, pero sí que será realmente feliz. Por otro lado, al rechazar la virtud (porque la responsabilidad implica la libertad de decidir no ser virtuosos) estamos aceptando las consecuencias que ese rechazo traerá.

Una palabra más: Es necesario enfatizar que la responsabilidad trabaja sólo en función de los principios, no en función de las consecuencias o  resultados. Aunque parezca redundante, enfatizar este punto resulta importante para no confundir una conducta excelente de una conveniente. La conducta conveniente puede derivar en “el fin justifica los medios”, entretanto que la conducta excelente se mantendrá firme y tranquilo, del lado de los principios, aunque al corto plazo parezca perder. La responsabilidad sirve para darnos cuenta, para concientizarnos, de cuál es el mejor camino para seguir. Como finalmente Tamyra Horst nos dice: “Necesitamos ser responsables con el fin de crecer y cambiar”.

5 de septiembre de 2010

¿Cómo “disfrutar” de la muerte?

leonardosm «Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte»

– Leonardo Da Vinci

El hombre que dijo (o escribió) la frase que encabeza nuestra lectura de hoy es, sin duda, uno de los mejores ejemplos de lo que el espíritu humano puede hacer. Él vivió una vida incansable, de constante búsqueda y descubrimiento, en la que cada día se levantaba pensando en lo maravilloso que estaba por encontrarse con él.

¿Puede alguien así ver la muerte como algo sombrío? Por supuesto que no. La muerte sólo es sombría para aquellos que desperdiciamos nuestra vida quejándonos de las circunstancias adversas, mientras el tiempo pasa devastador sobre nosotros; y no es que la muerte necesite tiempo, pero cuando nuestra vida se conforma con estándares mediocretizados, pareciera que la muerte se divierte más viéndonos luchar contra la idea de no tener una razón por la cual vivir.

¿Quién no disfruta del dulce sueño cuando ha tenido una jornada significativa? Todos los días tenemos la oportunidad de usar bien nuestra vida, para que cuando nos alcance el sueño de la muerte, podamos descansar con tranquilidad, pues hemos vivido cada día un paso más cerca de nuestros sueños, más cerca de los altos estándares que escogimos para vivir una vida de Principios.leonardo-da-vinci

Hoy tienes un gran día por delante. Haz de este día la gran obra maestra de tu vida. Haz lo que Leonardo Da Vinci y emplea bien ésta jornada, porque es la única que tienes.

(Tomado de mi e-book “En la Búsqueda de la Excelencia”, pág. 16,17)

3 de septiembre de 2010

¿Qué tal si…?

oportunidad «Piensa que cada día puede ser el último»

Quinto Horacio Flaco

La mayoría de nosotros tenemos planes. Algunos los hacemos a corto plazo, otros a mediano y otros a largo plazo, o hacemos un híbrido de todos los plazos para poder tener un mejor control de hacia dónde queremos llegar y cómo estamos yendo. Pero, ¿qué tal si hoy fuese nuestro último día? ¿Habríamos hecho lo que realmente queríamos hacer? ¿Seríamos las personas que queremos ser?

Siempre es bueno tener metas, basadas en una clara visión de lo que queremos ser y hacer en la vida, mas en ese atisbo de nuestro deseo futuro debemos recordar que cada día compartimos el tiempo con personas muy importantes, pues ¿de qué sirve el éxito si no podemos compartirlo con quienes amamos? ¿Es eso éxito en verdad? Así que piensa en lo siguiente:

¿Qué tal si hoy es el último día que pasas con tu familia? ¿Qué tienes para decirles, cómo te recordarán: por tu amor, cuidado y consejo, o porque no pasabas suficiente tiempo con ellos?

¿Qué tal si hoy es el último día que puedes decidirte a hacer aquello que has estado retrasando basado en la ilusión del “lo haré luego”?

¿Qué tal si hoy tienes tu última oportunidad para dejar de quejarte por el desempleo, por la falta de dinero, por los hijos que tienes, por los padres que tienes…?

¿Qué tal si este es tu último día para acercarte un paso más aGold_Dust_by_11_AM tus sueños?

Piénsalo, si cada día puede ser el último, ¿no crees que ya es hora de comenzar a vivir hoy de verdad?

(Tomado de mi e-book “En la Búsqueda de la Excelencia” pág. 14, 15)

24 de agosto de 2010

Iniciando el Cambio.

«Si un minuto basta para morir, debe bastar para cambiar»

Émile Chartier

cambiando_de_pecera Vivimos en un mundo que cambia constantemente. ¡Qué maravilloso es saber que nosotros tenemos el poder para vivir al ritmo de esos cambios! No digo “poder” en un sentido místico y espiritualizado. Me refiero al poder de la elección.

Así que todo a nuestro alrededor cambia, no sólo la geología de nuestro planeta. Cambian las relaciones, cambian los empleos, cambian las ciudades, cambia el dinero. A veces, la vorágine es tal que sentimos que no podemos mantener el ritmo, más si nos ha tocado enfrentarnos con un despido, con una enfermedad o con una montaña de deudas que parecen sobrepasar al mismo monte Everest. Pero, en las líneas de éste volumen, quiero que me permitas entrar en tu casa a conversar por unos cuantos minutos al día sobre todo el poder que tienes en tus manos para darle el giro que desees a tu propia existencia.

La vida es frágil, efímera, y también es hermosa, ¿por qué tendríamos que pasar los mejores años de nuestra vida sintiendo que está en nuestra contra? La respuesta es que no tenemos que hacerlo, porque si en un minuto podemos morir, también podemos cambiar, pues el cambio comienza con una decisión.

cielo gaviota ¿Qué quieres cambiar hoy? ¿Tu estado de ánimo? ¿La forma en que te relacionas con tu esposa / hijo / padre / jefe, etc.? ¿Tus pensamientos? Comienza por decidir. Nuestras decisiones pueden llevarnos a la senda que nos hará cada vez más fuertes y mejores… que nos hará personas de excelencia.

(Tomado de mi e-bookEn la Búsqueda de la Excelencia”, pág. 10-11)

13 de agosto de 2010

Eres Maravilloso… y maravillosa….

images Muchas veces es bueno recordar que somos especiales. No se trata de orgullo ni pretensión, sino de afirmación, o validación (como se llama este corto). ¿Y si pudiéramos aliviar las cargas de otros con una palabra de bondad, con auténtica preocupación por ellos? ¿Y si ayudarles a sonreír más, les hiciera sentirse mucho mejor, más aceptados, más fuertes?

Aunque puedes ver este video en YouTube, lo comparto acá porque creo que para vivir la excelencia, siempre es bueno recordar sonreír, y hacer que otros se sientan mejor. Por cierto, lo comparto en dos partes para que las dejes cargar y luego las disfrutes sin interrupciones.

 

10 de agosto de 2010

Sobre la Interdependencia…

innovacion_equipo[1] Cuando en verdad somos independientes, es decir, cuando no dependemos ni siquiera de los defectos de los demás para afirmar nuestra identidad, sino que ésta surge de una autentica consciencia de valor personal, entonces estamos listos para el siguiente nivel en el desarrollo de la madurez: La Interdependencia. Este es el siguiente paso, y no puede ser evitado si queremos vivir vidas plenas. O por mejor decir: puede ser evitado, bajo el costo de ser simples buenos productores, pero nunca con la posibilidad de convertirnos en líderes genuinos o buenos compañeros de equipo.

La razón para que la Interdependencia sea el nivel más alto en el desarrollo de la madurez se desprende de su paradigma básico: NOSOTROS. Esto quiere decir que Nosotros podemos pensar en soluciones creativas; Nosotros podemos ganar el partido de fútbol, baloncesto, voleibol, etc.; Nosotros nos valoramos y apoyamos mutuamente. A fuerza de ser sinceros, el nosotros no es nada fácil de vivir, porque tenemos la tendencia a pensar que mis aportes son los que en realidad hacen la diferencia, y mis conocimientos son la mejor guía para los demás. Pero el pensamiento interdependiente supera esto al mirar por el prisma de la abundancia. Lo que significa que una persona interdependiente no pierde al compartirse con los demás, sino que gana con las experiencias de quienes le rodean, por ello es que sólo una persona realmente independiente puede pasar a este nivel.

¿Trabajo en grupo o equipo de trabajo?

Hoy en día escuchamos a menudo el llamado al trabajo en equipo, pero en algunas ocasiones en realidad lo que vemos es un grupo de personas trabajando juntas sólo porque así lo ha requerido la ocasión. El compromiso mutuo, la entrega de lo mejor de las cualidades individuales al servicio de la meta común, el apoyo y la valoración al compañero, entre otras cosas, son meras transacciones en el mejor de los casos, o no existen en el peor escenario, en el que la manipulación para alcanzar un objetivo individual suele ser el juego más tácitamente aceptado.

chiste trabajo_de_equipo En un escenario de trabajo en grupo sólo los dependientes e independientes pueden trabajar, pues los independientes, por sus fortalezas siempre logran imponerse mediante la técnica correcta, pero al dependiente tampoco le importa tanto, porque al menos alguien quiere hacerse cargo de la situación, y con poco o nada de su aporte. Es el escenario perfecto para las personas perfeccionistas que piensan que algo sólo puede hacerse bien si lo hacen ellas, al mismo tiempo que es el hábitat natural del acomodado que busca el menor involucramiento posible para no ser responsable de la tarea. Definitivamente, una persona interdependiente es excluida de este escenario porque al independiente le parece muy difícil de convencer o manipula, siempre espera ser oído y atendido en sus ideas; y al dependiente le parece que amenaza su comodidad, porque le exige participación y compromiso en la tarea.

Esto nos lleva a plantearnos preguntas como: ¿Por qué no es posible alcanzar los objetivos de la empresa? ¿Por qué en la familia hay tanto pleito, tanta discordia? ¿Por qué en la organización caritativa nos cuesta encontrar voluntarios? ¿Por qué los congresistas o diputados no logran ponerse de acuerdo en ese punto crucial para el país? Porque sólo son un grupo de personas trabajando. Porque hay independientes empujando o arrastrando a dependientes. Porque en algunos casos se ha llegado hasta la codependencia y la contradependencia. Porque ser interdependientes requiere coraje, el coraje para oír con atención el punto de vista del otro, comprenderlo, hacerle ver el mío con respeto y entre ambos puntos trazar una línea de conexión, buscar una solución, un compromiso que una lo mejor de los dos y nos dé una tercera alternativa. En realidad, se requiere coraje para esto.

El nivel más alto.

trabajo-en-equipo Por esa razón la interdependencia es el nivel más alto en el desarrollo de la madurez personal, porque une la capacidad para mantener mi identidad, con la de compartirme con los demás. Cuando vemos a nuestra alrededor nos damos cuenta que la vida es interdependiente, lo que significa que nosotros podemos serlo. La bella flor nos deleita con su figura y aroma, gracias al Sol, a la lluvia, a la tierra, al cuidado del jardinero, a la polinización. Los poderosos ríos comienzan su vida a penas como las salidas de riachuelos más pequeños que a su vez ha surgido del goteo de un pequeño manantial.

Sin embargo, debemos dejar bien claro que ser interdependientes no es renunciar a nuestra individualidad, sino trabajar en equipo por desarrollar mejor esa identidad personal que tanto valoramos.

Recuerda: todos comenzamos nuestra vida como seres dependientes, y esto está bien, tiene su lugar, pero a medida que crecemos debemos acentuar nuestra identidad, afilarla, ser verdaderamente independientes, porque en un mundo donde tantas voces reclaman nuestra atención es necesario aprender a ser uno mismo, sin embargo esto no lo es todo, necesitamos avanzar, aprender realmente a convivir, es decir, necesitamos llegar a ser interdependientes.

Hasta la próxima.

3 de agosto de 2010

Sobre la Verdadera Independencia.

“Ya soy un hombre (o una mujer)” se oye gritar al adolescente que exige más libertad a sus padres, que quiere, de una vez por todas, su independencia.

“Yo soy así y no pienso cambiar” espeta alguien para reafirmar su supuesta identidad.

“Me da igual lo que piensen o digan de mí” declara quien pretende escudarse así del qué-dirán sobre su pretendida originalidad.

Pero, ¿qué hay detrás de esas declaraciones y otras similares? O quizás deberíamos hacernos una pregunta aún más fundamental: ¿Qué queremos decir con la palabra “independencia”? Porque, tal vez lo que nos ha pasado es que arguyendo que queremos libertad, ser independientes, hemos caído en actitudes que, en realidad, demuestran dependencias más profundas.

La Independencia es…

libertad Ser independientes es una meta loable, pero ¿qué es ser independientes? Básicamente la independencia está sustentada en el paradigma del “YO”. Esto no tiene que ver con el concepto del “yo” espiritualizado que acostumbramos a oír hoy en día. Simplemente tiene que ver con la consciencia de que yo soy responsable de mi vida; yo puedo tomar decisiones por mí mismo; yo puedo pensar mis propios pensamientos; yo no dependo de que me valoren para sentirme bien, porque sé que valgo por quien soy. Como podemos ver, la independencia correctamente comprendida es la afirmación de la identidad personal, algo muy importante en nuestra sociedad tan plural, en la que cientos y miles de voces reclaman nuestra atención a fin de ocupar un espacio en nuestra mente. Así, el paradigma del YO en el que se basa la verdadera independencia, en realidad nos ayuda a no ser movidos por cualquier tipo de corrientes ideológicas según estas vayan apareciendo. De esta manera, ser independiente es reafirmar nuestra identidad básica.

Un vicio muy extendido.

amarrada Sin embargo, las frases de más arriba en realidad reflejan una deformación de la independencia. Esta deformación bien puede llamarse contradependencia que no es más que una reacción a la dependencia, y es en realidad lo que la sociedad hoy en día confunde con la independencia. Para hacer más claro el concepto: La contradependencia es depender de los defectos de los demás, y a partir de allí reaccionar contra quienes creemos que tienen esos defectos. Un par de ejemplos bastarán para ilustrar este asunto: 1) Los adolescentes que ven en sus padres una amenaza que les impide hacer todo lo que quieren sin restricciones, generalmente magnifican los defectos de sus progenitores, a fin de recalcar su supuesta necesidad de libertad, de allí que terminen gritando “ya no soy un niño, soy un hombre (o mujer)”, pero que una vez enfrentados a la responsabilidad no saben lidiar con su independencia, porque en realidad han sido contradependientes. 2) El esposo (o la esposa) que magnifica los defectos de su cónyuge y que decide abandonar sus responsabilidades, por lo general usa el argumento de que necesitaba su independencia, pero en realidad dependía tanto de los errores de su pareja que no tuvo la verdadera libertad que le permitiera aprender a conciliar los conflictos.

Es fácil ver cómo la contradependencia es el vicio más extendido en nuestra sociedad, porque mucha gente se enfoca y magnifica los errores ajenos para reafirmar su propia identidad, pero eso es contraproducente, pues al aminorar a otros en realidad nos rebajamos a nosotros mismos, y entonces ya no podemos ser verdaderamente independientes. En realidad retrocedemos, porque del paradigma del “YO” volvemos al del “TÚ”, en el que el responsable de todos nuestros fracasos, tristezas y desilusiones son los demás: los hijos, los padres, la esposa, el esposo, el jefe, los empleados, etc.

Esto es sólo un paso.

Dicho lo anterior, sólo nos queda una consideración más que hacer: La Independencia (la verdadera) es sólo un paso en el gran proceso de la madurez personal. Es importante, pero no es lo más importante. Eso sí, nos escuda del desequilibro en nuestra actitud frente a la vida y nos permite ser responsables de nuestras decisiones y acciones; y nos da la fuerza para pasar al siguiente nivel…

Hasta la próxima entrega de Vivir la Excelencia.

28 de julio de 2010

Sobre la Dependencia…

Todos valoramos la necesidad de ser personas maduras en cada aspecto de la vida: emocional, físico, mental y espiritual. La razón es que al ser maduros podemos disfrutar mejor de la vida, sin ceder a la frustración, ni a las ansiedades. Por lo general percibimos a una persona con madurez como alguien equilibrado, que sabe aprovechar lo bueno de la vida, pero que también ha aprendido a sacar provecho de lo que es adverso.

dependencia-cadenaSin embargo, la madurez es un proceso continuo (casi que inacabado) en el que el aprendizaje es fundamental, por lo que pretendo poner en perspectiva los tres pasos, o niveles, o escalones que conciernen al desarrollo de la maduración en nuestra vida. Sólo que abordaremos estos tres aspectos en artículos diferentes, comenzando hoy con la “dependencia”.

La Dependencia tiene su lugar.

Cuando nacemos, los seres humanos somos extremadamente dependientes, pero es natural que sea así, porque de otra manera no viviríamos más que unas pocas horas o como mucho un par de días. El cuidado de nuestros padres es completamente necesario en el desarrollo de nuestros primeros años, y no sólo en el aspecto físico, sino en el espiritual, emocional e intelectual también. De esto se desprende que el paradigma básico de la dependencia es el “TÚ”, es decir, eres responsable de mi salud; piensas por mí y decides por mí; me valoras para que yo pueda sentirme querido, etc. Como podemos ver la dependencia es un nivel muy bajo en la madurez, pero tiene su lugar.

Pero veamos otros ejemplos de cuándo tiene lugar la dependencia: Cuando somos principiantes en una disciplina deportiva, cuando somos los nuevos en un trabajo, claramente dependemos de otros para aprender los aspectos básicos de esa nueva actividad que estamos realizando. La arrogancia de creer que no necesitamos de nadie en realidad nos haría perder la oportunidad de crecer en nuestras nuevas funciones. Sin embargo, esa dependencia debe limitarse sólo al tiempo en que aprendemos a valernos por nosotros mismos.

El vicio de la dependencia.

codependencia Además de que la dependencia se vuelve un problema que no nos deja madurar cuando no pasamos de ella, hay un vicio, una deformación de ella, y se llama “codependencia”. Esta deformación lleva al extremo el paradigma del TÚ, porque renuncia a la identidad propia para dejarla en manos de otra persona, de tal manera que un codependiente vive como el padre, el amigo, el cónyuge, o la sociedad le determinan que debe vivir.

De alguna manera el codependiente llega a desarrollar un pensamiento similar al de Claude del cuento de Émil Zola “Una víctima de la publicidad” que desde muy chico se dijo así mismo: “El plan de mi existencia está trazado. No tengo más que aceptar las ventajas de mi tiempo. Para marchar con el progreso y vivir totalmente feliz, me bastará con leer los periódicos y los carteles publicitarios, mañana y tarde, y hacer exactamente lo que esos soberanos guías me aconsejen. En ello radica la verdadera sabiduría, la única felicidad posible”. Y así quien padece de codependencia ve la vida a través de los ojos de los otros, no de su propia identidad.

Los puntos centrales hasta aquí son, para resumir, que: Hay una etapa en la que ser dependientes tiene su lugar, y es cuando aprendemos cosas nuevas. Sin embargo, la dependencia es apenas el primer paso, o el primitivo aspecto de la madurez. Avanzar de ella nos garantiza estar en el proceso, mientras que estancarnos es abrir la puerta de la codependencia, y ésta es la renuncia a la integridad personal. Al renunciar a nuestra identidad básica y depender de los pensamientos, sentimientos y valoraciones de otros, nos limitamos y todo progreso queda inaccesible para nosotros. Pero, al reconocer que la dependencia es un aspecto primitivo de la madurez, vislumbramos el siguiente aspecto en la Independencia.

Hasta la próxima entrega.

21 de julio de 2010

Revisar nuestros paradigmas…

mente-compu Cuando vemos el mundo nos gustaría pensar que lo vemos de una manera objetiva, que somos capaces de ver el cuadro completo; pero, la realidad es que, estrictamente hablando, no existe tal cosa como el hombre o la mujer puramente objetivos. Todos vemos el mundo a través de unos lentes muy particulares, que sólo usamos nosotros, estos filtran la información que llega a nuestros cerebros y con esos datos trabajamos para la toma de decisiones.

Un ejemplo de lo que significa mirar el mundo con una visión muy particular, puede ser nuestra posición frente a la excelencia. Para algunos la excelencia es una aspiración, un ideal que vale la pena seguir, porque según esa visión, al ser personas excelentes garantizamos paz, crecimiento, fortaleza y demás bondades de la vida para nosotros. Otros, sin embargo, por su visión particular de la vida, pensarán que la excelencia no es tan importante, que no hay que complicarse la vida con eso. Que la paz y el crecimiento se logran sin esa idea de la excelencia. Y lo más curioso es que ambos grupos tienen fuertes razones para mantener su posición. ¿Por qué esto es posible? Porque hemos heredado un mapa, o lo hemos aprendido, con el cual nos guiamos en nuestro caminar.

Son nuestros paradigmas los que nos ponen en tensión con otros, en especial cuando nos intentan convencer de que no son correctos, o cuando intentamos convencer a otros de que los suyos son los equivocados. El hecho es que nadie puede cambiar a otros, ni convencerlos mediante la lógica o las emociones a que cambie, porque la puerta del cambio sólo se abre desde adentro, cuando elegimos que el cambio es importante para nuestro desarrollo.

Para poder evaluar si es necesario un giro en nuestras perspectivas, es necesario que revisemos nuestros paradigmas. De otra manera seguiremos creyendo que tenemos la razón, aunque tal vez no la tengamos del todo. Las palabras clave son “del todo”, es decir que podemos estar en lo cierto en parte de lo que creemos, pero no sabremos que es posible mejorar hasta que emprendamos nuestra revisión. Si usas anteojos comprenderás lo importante de una revisión periódica de tus lentes. Si pasa mucho tiempo desde nuestra última visita al oftalmólogo, es posible que nos hayamos acostumbrado a nuestros lentes inservibles. Vemos televisión, leemos, trabajamos y nos recreamos con ellos. Son parte de nosotros. Tal vez la graduación ya no nos sirva, pero no acusamos la necesidad de un cambio, justamente porque nos hemos acostumbrado a ellos. Eso es lo mismo que pasa cuando no revisamos nuestros modelos básicos, nuestros mapas mentales. Creemos que nuestros viejos patrones están bien porque los hemos tenido desde siempre, nos han servido en muchas ocasiones, no hay ningún motivo para revisarlos ni cambiarlos.

Algunos quizás vean en la propuesta de revisión una amenaza, algo así como un lavado de cerebro conducente a cumplir una agenda oculta. Pero, si nuestros paradigmas son correctos, no tenemos que temer un análisis de ellos o una crítica contra ellos, porque permanecerán, mientras la hojarasca se cae; sin embargo, si no son efectivos, entre más pronto sean identificados y alejados, mejor será para nuestra vida.

faro1 No creo que exista una fórmula exacta para evaluar nuestros paradigmas. Si alguien la supiera tendríamos que admitir que es una persona objetiva, pero como he dicho más arriba, no existe la persona puramente objetiva, aunque luchar por acercarnos a eso es un ideal loable. A veces la vida nos da sacudidas para que demos un giro; a veces la invitación al cambio puede venir en las alas de una relación, de un discurso, de una lectura, de una canción. Sin embargo, sólo quisiera advertir que ninguna genuina revisión de nuestros modelos mentales sugerirá la pérdida de identidad. Es más, sólo quien es genuino, íntegro, independiente e interdependiente, puede hacer un examen equilibrado de sus postulados básicos.

Hasta pronto y que tengas un gran día.

Followers

Nos visitan de:

Test Footer

Besucherzähler Compteur Visite
Contatore
compteur de visite Besucherzähler contador de usuarios online