8 de septiembre de 2010

Sobre Principios y Responsabilidad.

responsabilidad-social-empresaria En este artículo me gustaría poner delante de nosotros esta pregunta que rara vez nos atrevemos a externar. Bueno, digo “rara vez” desde que accedimos al mundo de los adultos, porque es posible que algunos todavía la piensen, y otros la recuerden de su adolescencia. En fin, el punto es que la pregunta no deja de ser relevante: ¿Sirve de algo ser responsables? Y, ¿qué es eso de la responsabilidad? Además, quisiera poner de relieve el tema de los Principios, para evaluar un poco su validez para nosotros. Después de todo vivimos en una sociedad relativista y en extremo subjetiva, ¿no será acaso una cuestión personal todo esto?

Vayamos por partes.

En primer lugar, la responsabilidad es común a todos los seres humanos. Al haber nacido libres, nacimos también responsables. Sin embargo, el uso que le damos a esa cualidad sí que es subjetivo, a tal grado que podemos renunciar a ella. Y renunciar a ser responsables es una buena prueba de que más que una cualidad, nos estamos refiriendo a un Principio.

Ningún Principio puede forzarnos. Tampoco puede cambiarnos. No es su función. La función de los Principios es mostrarnos cuál es el mejor camino, el que ha soportado la prueba del tiempo y ha dado como resultado hombres y mujeres virtuosos; pero la decisión de seguirlos es de cada uno. Paradójicamente, aunque decidamos no guiarnos por ellos, eso no los destruye, sino que los pone de relieve cuando cosechamos los resultados.

La responsabilidad trabaja en función de principios, es decir, en aceptar o no la guía de ellos y en aceptar las consecuenciasresponsabilidad (en este segundo “aceptar” no existe la posibilidad de no hacerlo). Para hacerlo claro: Al aceptar ser guiados por la virtud, aceptaremos el resultado de una vida plena, de constante desarrollo, lo cual no significa que sea fácil, pero sí que será realmente feliz. Por otro lado, al rechazar la virtud (porque la responsabilidad implica la libertad de decidir no ser virtuosos) estamos aceptando las consecuencias que ese rechazo traerá.

Una palabra más: Es necesario enfatizar que la responsabilidad trabaja sólo en función de los principios, no en función de las consecuencias o  resultados. Aunque parezca redundante, enfatizar este punto resulta importante para no confundir una conducta excelente de una conveniente. La conducta conveniente puede derivar en “el fin justifica los medios”, entretanto que la conducta excelente se mantendrá firme y tranquilo, del lado de los principios, aunque al corto plazo parezca perder. La responsabilidad sirve para darnos cuenta, para concientizarnos, de cuál es el mejor camino para seguir. Como finalmente Tamyra Horst nos dice: “Necesitamos ser responsables con el fin de crecer y cambiar”.

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