20 de mayo de 2011

¿Triunfar o ir triunfando?

triunfar «No se trata de triunfar en la vida, sino de ir triunfando»

Doménico Cieri Estrada

A medida que adquirimos nuevos conocimientos por obra de nuestra inversión en la lectura, y a medida que invertimos en otras áreas de nuestra vida, como el cuidado de nuestro cuerpo, el fortalecimiento de las relaciones importantes, el desarrollo de nuestra espiritualidad (esto último tiene diferentes connotaciones para diferentes personas), nos damos cuenta que nuestra existencia no se trata de alcanzar un triunfo lejano, idílico, sino de ir triunfando todos los días.

El ideal que nos formamos, los sueños que albergamos, son los guías maestros con los que vivimos, mas para acercarnos a ellos hace falta que todos los días demos un paso. Cada uno de estos pasos es un triunfo en sí mismo, que sirve para ir construyendo la gran realización de nuestra vida. Esto tiene que ver con las actitudes que tenemos, con los hábitos que cultivamos, con los pensamientos que acariciamos. Siempre tenemos la oportunidad de pensar en aquello que realmente queremos para nosotros y, concentrando nuestros pensamientos en ello, comenzar a alejar de nuestra vida la actitud que podría limitarnos, o cambiar los hábitos que entorpecen nuestra efectividad.

Lo que la frase escogida para hoy nos dice es que el triunfo no se alcanza si no se ejercita, de allí la necesidad de ir triunfando cada día, pues no es Horizonte necesario hacer una gran cosa para ser grande; hay muchas cosas pequeñas que pueden hacer realmente la diferencia. Si sólo te decides a sonreír hoy, si te decides a ver oportunidades en vez de calamidades, si comienzas a invertir en tu conocimiento, si decides que hoy vas a comenzar a cuidar tu cuerpo, etc., ya estarás triunfando, pues cada decisión que tomamos para ser mejores cada día es un gran primer paso en la senda de la excelencia.

(Tomado de mi E-book - “En la Búsqueda de la Excelencia”, pp. 68,69)

17 de mayo de 2011

Una aventura.

vida imensa «Justo cuando me supe todas las respuestas de la vida, cambiaron las preguntas»

Anónimo

¡Cuán monótona sería la vida si pudiésemos encontrar un libro donde estuvieran escritas todas las respuestas! Por fortuna, la vida está hecha de tal manera que cualquier intento de evadir la aventura sea condenado al fracaso. Las preguntas con las que nos enfrentamos están constantemente cambiando, los viejos métodos sólo sirven de referencia, pero hay que trabajar sobre nuevas ideas. Estas nuevas ideas pueden haber sido expuestas mucho tiempo ha, mas la forma en que las aplicamos ya no puede ser la misma de entonces.

Pero hay una manera segura de caminar por la vida, incluso si no tenemos las respuestas para cada situación. No es una fórmula en sí, sino un estilo de vida: Vivir por Principio. Aunque constantemente el mundo cambia, los principios con los cuales nos volvemos personas excelentes no cambian. Ellos son un verdadero núcleo del que podemos aferrarnos mientras exploramos nuevos modos de ver la vida, y de hacer las cosas, cada vez más efectivos. De hecho, son los principios (como el amor, la integridad, la templanza, la laboriosidad, el desarrollo, etc.) los que nos dicen cuál es la manera más elevada de vivir.

Y ya que la vida es una verdadera aventura, una manera de entender correctamente la función de los principios es pensar que son hitos, marcas dejadas a nuestra vista para que sepamos cuál es el mejor camino. Ellos no nos dicen cuándo hacer, ni cómo, ni dónde, porque responder a esas preguntas es nuestra tarea. Descubrir la manera en que los vamos a aplicar a nuestras singulares situaciones es lo que hace de la vida algo irrepetible.

017 Hito de piedras Nunca podremos saber todas las respuestas, pero no lo necesitamos si sabemos vivir una vida de altura. La autenticidad que imprimimos a nuestra existencia, los ideales que abrazamos, los desafíos que enfrentamos, son todo el equipaje que ocupamos en este viaje.

(Tomado de mi e-book “En la Búsqueda de la Excelencia”, pp. 64-65)

6 de mayo de 2011

Sé un árbol – II.

arbol_humano «El secreto de nuestro crecimiento está en las raíces, en conocer los Principios de Vida»

Gerson E. A. Arenivar

Como lo aclaramos en la lectura anterior, no somos los únicos que sufrimos. A nuestro alrededor hay personas que están pasando, en este mismo momento, por situaciones difíciles (quizás como nosotros mismo); pero, ¿ya te has preguntado por qué hay personas que a pesar de las tormentas se ven tranquilas y hasta felices?

A veces, las respuestas a preguntas como la anterior nos causan problemas, porque nos parecen tan simples que, bueno, nosotros quisiéramos que se nos dé una fórmula más elaborada, más acorde a nuestra inteligencia; sin embargo, la vida nos ha enseñado que las respuestas a las preguntas más difíciles son a menudo respuestas sumamente sencillas. Entonces, ¿por qué una persona puede ser feliz, tener paz y crecer cuando lo azota la adversidad? Porque ha decidido ver la vida (y todo lo que ella implica) como una oportunidad constante de crecimiento.

Lamento mucho si no era la respuesta que esperabas, pero el secreto del éxito, el secreto para volver a levantarnos cuando encontramos tropiezos en el camino y caemos, el secreto para nuestro constante crecimiento, no se encuentra en ninguna técnica o en una simplemente complicada mentalización, aunque ellas pueden tener su lugar; el secreto de nuestro crecimiento está en las raíces, en conocer los Principios de Vida como la integridad, el amor, la fidelidad, la responsabilidad, etc.

Estos Principios no son técnicas ni mentalizaciones, son guías para vivir un estilo de vida elevado y en constante búsqueda de la excelencia personal, familiar y profesional. Cuando ellos sustentan profundamente nuestras vidas, como las raíces del frondoso árbol, nos sirven para alimentar nuestro Rayo arbol carácter y arraigarnos fuertemente a la seguridad que proviene de vivir una vida noble. Esto es un proceso constante, así como el árbol nunca deja de depender de su raíz para ser alimentado. De hecho, cuando un árbol ha caído, es fácil notar que sus raíces no eran lo suficientemente profundas, o que no alimentó bien a su tronco y este se pudrió. Por eso, alegrémonos cuando viene una tempestad, porque si sentimos que tambaleamos, tal vez sea un buen momento para examinar nuestro fundamento y hacer los arreglos necesarios. Sé un árbol.

(Adaptado de mi e-book “En la búsqueda de la excelencia” pp. 36, 37)

4 de mayo de 2011

Sé un árbol – I.

arbolviento_01 «No hay árbol que el viento no haya sacudido»

Proverbio Hindú

La analogía del árbol tiene unas fascinantes relaciones. De ella vamos a ocuparnos en dos reflexiones que ponen de relieve al menos dos aspectos muy interesantes: La firmeza frente a la prueba y de dónde viene esa firmeza.

Primero nos vamos a ocupar de la firmeza. El proverbio hindú, la frase célebre para hoy, pone de relieve una realidad que a veces dejamos pasar de largo por mera conveniencia: Todos hemos sido (o estamos siendo) sacudidos por el viento de la prueba. Pero, te explico, la razón por la que digo que la dejamos pasar es porque cuando las pruebas vienen a nosotros nos quejamos, sufrimos y esperamos que todo el mundo lo sepa, pero claro que no lo decimos abiertamente, para no parecer unos miserables; mas cuando el viento sopla fuerte en la vida de los demás somos implacables, pensamos que deberían dejar de quejarse, como si nosotros mismos no lo hubiésemos hecho alguna vez.

Ahora, lo que me ocupa en esta lectura es que entendamos que tú y yo no somos los únicos que hemos tenido o tenemos pruebas, pues el viento ha sacudido y sigue sacudiendo muchas vidas. Sin embargo, a pesar de viento, el árbol sigue siendo fuerte. En silencio y casi de manera estoica soporta el vendaval y es allí donde nos deja la gran lección para hoy: Mantenernos firmes, aunque arrecie la tormenta. Es verdad que hay ocasiones en las que sentimos que nuestras fuerzas se agotan, pero recuerda que tú no eres una mota dejada al viento para ser arrastrada por donde él quiera; tú eres un árbol fuerte, y puedes enfrentar la prueba.tormenta_sol_arbol

Todos debemos encarar la tormenta y, sin embargo, mantenernos firmes o caer al final de la misma es una cuestión de cómo la hemos encarado. Pero, para saber cómo enfrentar la vicisitud, es necesario que echemos profundas raíces (y de eso hablaremos en la próxima entrega).

(Tomado de mi E-book "En la Búsqueda de la Excelencia", pág. 34, 35)

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