28 de enero de 2009

Proactividad en Acción–II

357096934_37421d12a4_m La mayoría de los que leen estas líneas saben ya por sus propios estudios y lecturas algo sobre la proactividad. Según presentamos en el artículo anterior, las personas reactivas son el total opuesto de aquellos que, como dijimos en “Que sea proactivo”, asumen la responsabilidad de la vida, y hoy vamos a profundizar, un poco solamente, en eso de hacerse responsable de la propia vida. Así que es mi deseo que disfruten de esta entrega.

Antes que cualquier otra cosa, hay que aclarar que las mismas circunstancias, traumas o limitaciones son enfrentadas por las personas proactivas tan ciertamente como las enfrentan las reactivas, pero la respuesta de cada uno es sumamente diferente. Eso no significa que alguien proactivo vea lo que pasa a su alrededor y tome una actitud descuidada, muy por el contrario, lo que sucede es que se hace responsable de su propia vida, y allí está el secreto de su crecimiento siempre constante.

La proactividad también tiene un lenguaje especial en el que caben expresiones como: “Consideremos las opciones…”; “Yo elijo…”; “decido que…”; “pase lo que pase…”, etc. No me detengo a considerarlas una a una porque creo que basta con echarle una mirada a la lista de la primera parte de este artículo y contrastarla con esta, para darnos cuenta de lo diferente que son las expresiones de alguien que sabe que es el arquitecto de su propio destino.

A veces nos resistimos a la idea de la proactividad.

Cuando yo expresé esta convicción en cierta ocasión, alguien se sobresaltó un poco y me dijo que yo era el chico al que nada le afectaba. Entonces le expliqué que no es que a una persona proactiva no le afectan las cosas, lo que sucede es que es ella la que decide cómo le afecta (eso fue causa de otro sobresalto que no abordaremos hoy). Si un hombre o una mujer quiere vivir una vida de víctima, acusando a los demás de su fracaso, diciendo que su genética tiene la culpa, o que sus padres no lo educaron como debían, o que sus compañeros de Universidad o de trabajo son insoportables, entonces eso es lo que será: una víctima. Pero, si decide que pese a las circunstancias adversas, y pese a la escasa educación recibida, etc., esta persona va a vivir una vida de excelencia, entonces será una persona de excelencia.

La ley que hace esto posible es la ley de la siembra y la cosecha, es decir, si sembramos pensamientos responsables y saludables, y vivimos de acuerdo a ellos, veremos la vida como la gran oportunidad de trascender; pero esa misma ley puede actuar en contra nuestra si lo que sembramos es resentimiento, excusas e irresponsabilidad. El problema es que no queremos nada que nos lastime, pero olvidamos que tenemos lo que pensamos, pues vivimos como pensamos.

Los cuatro dones.

Como he dicho un poco más arriba, estoy seguro que la mayoría sabe algo sobre la proactividad, así que no les será extraño el concepto de los cuatro dones que entran en acción cuando una persona responde a un estímulo, especialmente si han leído los libros del Dr. Covey. Pero para refrescarlos en nuestra memoria, a los cuatro dones a los que me refiero son:

1) Autoconsciencia: Ya saben, la capacidad de pensar sobre nuestros propios pensamientos, de hecho, eso es lo que permite que reconozcamos pensamientos limitantes y destructivos y los cambiemos por aquellos que son más elevados y que nos darán una cosecha mucho mejor.

2) Imaginación: La capacidad para “ver” las posibilidades, para crear nuevos pensamientos más creativos y mejor desarrollados, además de crear nuevos mundos.

3) Consciencia moral: Para poder evaluar nuestras respuestas no en función de instintos, sentimientos o valores, sino en función de Principios. Recuerden, los Principios son verdades basadas en la ley de la siembra y la cosecha, y nuestra consciencia nos dice si estamos viviendo en armonía con ellos.

4) Voluntad independiente: Que es tomar los tres dones anteriores y elegir una respuesta libre, una respuesta propia, para hacer frente a la vida.

Si lo notas, estos dones siempre están en juego. Pero no hay que preocuparnos, no tenemos que estar cien por ciento conscientes de esto, porque cuando nos ocupamos de desarrollar un estilo de vida responsable, ya estaremos fortaleciendo estás áreas.

Conclusión

Finalmente, tanto las personas reactivas como las sonrisa2 proactivas tienen las mismas posibilidades. Lo que hace la diferencia es la elección. Tú elección puede, literalmente, hacerte una persona exitosa o fracasada, pero lo maravilloso es que por naturaleza todos somos proactivos, incluso aquellos que han renunciado a ese privilegio. Así, si no vivimos la vida que queremos, es porque le hemos dado tanto poder a las circunstancias que nos vemos a nosotros mismos luchando contra marea. Claro, siempre habrá dificultades, debemos ser realistas, pero que enfrentemos obstáculos grandes no significa que debamos renunciar a ser felices, pues (aunque ya lo he repetido en otra publicación) “entre más grande es el obstáculo, más grande es la gloria de vencerlo” (Molière)

Hasta la próxima entrega de Vivir la Excelencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No te olvides que tienes una fiel seguidora en silencio !!
un abrazo y éxito :)
siempre me toca lo que leo aquí..... para VIVIR LA EXCELENCIA!!

Unknown dijo...

Muchas gracias, siempre es un placer servirte con estas líneas. También recuerda que tienes a un amigo al otro lado de la línea de internet... Un abrazo también para ti.

Followers

Nos visitan de:

Test Footer

Besucherzähler Compteur Visite
Contatore
compteur de visite Besucherzähler contador de usuarios online