«La verdadera disciplina no se impone. Sólo puede venir del interior de nosotros mismos»
– Dalai Lama –
Hace algunos años, mientras escuchaba una charla sobre administración del tiempo, el exponente hizo una pregunta: “¿Qué es la disciplina?” Luego de preguntar a dos personas antes, se dirigió a mí. Mi respuesta fue: “La disciplina es un profundo Sí en nuestro interior que nos permite decir No a todo aquello que puede distraernos de nuestras metas”. Me vio, incrédulo por la respuesta que le había dado y, sin hacer ningún comentario, hizo la misma pregunta a otra persona que dijo: “La disciplina es un conjunto de normas que se establecen para que realicemos las actividades”. “Eso, – replicó el expositor – eso es lo que andaba buscando, un conjunto de normas”.
Como tú has notado, mi respuesta no es original mía. De hecho, no pretendo que las ideas expuestas en este sitio han nacido exclusivamente en mi cabeza, porque rápidamente podrás constatar que las personas de excelencia de todos los tiempos han vivido de una manera extraordinaria, y es de esos seres que aprendemos cómo vivir por encima de la mediocridad.
En mi humilde opinión, aunque las normas son importantes, ellas solas nunca podrán darnos la disciplina necesaria para alcanzar nuestros ideales, sencillamente porque son prácticas que no se pueden aplicar indistintamente a todo el mundo. Es más, creer que las normas garantizan nuestra disciplina es fijar nuestra atención en motivadores externos y, como vez tras vez nos lo ha ratificado la vida, si no nos hacemos responsables de nuestros propios pensamientos y motivaciones, no podremos alcanzar nuestro máximo potencial.
Un ardiente Sí en nuestro interior es estar enamorados de nuestro sueño, y por ese amor comprometernos a su realización. Cuando amamos nuestro ideal, entonces creamos las normas y prácticas necesarias para alcanzarlo. Lo curioso es que estas normas que creamos no se parecen a las sociales, porque la disciplina no se impone… nace en nuestro interior, nace de encontrarle sentido a lo que hacemos, nace del “por qué” que nos hace enfrentarnos a cualquier “cómo”.
Adaptado de mi e-libro, “En la Búsqueda de la Excelencia”, pp. 168
2 comentarios:
Genial Entrada Gerson..."las pocas palabras bien estructuradas siempre haran que la gente capte el mensaje y al recordarlo lo hara suyo..."
-2º Ppio. de Redacción Umberto Eco-
¡Me encanta saber que al final de todo la disciplina es una decision interna aislada de "las circunstancias impuestas"
¿Pero pregunto yo: La Disciplina es un resultado del Deber o viceversa?...
Muchas, Nestor, por tu comentario.
Muy interesante pregunta.
Y respondo, sabiendo que no tengo una respuesta acabada aún.
En mi manera de pensar, la Disciplina y el Deber son hermanas, mellizas, hijas del Ideal. Quizás una nazca unos minutos antes, pero ambas deben nacer el mismo día.
Tal vez todo dependa de cómo nos acercamos al Ideal. Unos pueden llegarse a él con sus talentos naturales, que les marcan la tendencia de hacia dónde deben ir. Para ellos, el Ideal se les presenta como un Deber por el que deben trabajar, Disciplinarse, hasta alcanzarlo.
Otros se llegan al Ideal, no por la fuerza de sus talentos, sino por la decisión de hacer de él su destino. Para estos, la Disciplina les mantendrá en dirección del Deber que han escogido como suyo.
Pero, seguiré reflexionando porque una pregunta tan importante merece mucha más consideración.
De nuevo, muchas gracias.
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