La primera vez que leí sobre las relaciones interpersonales semejantes a una cuenta bancaria quede muy impactado, pero luego me di cuenta que la integridad también había sido simbolizada en una cuenta de Banco, y eso complementó en mí un sentido holístico del compromiso que una persona adquiere consigo misma y con los demás si es que en verdad quiere convertirse en un gran líder.
¿Quién es un Líder?
A propósito del líder conviene que nos preguntemos quién puede serlo. ¿Se trata de una cualidad especialmente guardada para algunos pocos elegidos? ¿La persona que tiene poder es siempre un líder? Quizá podríamos hacernos muchas preguntas, algunas mucho más incisivas que estas, pero con las cuestiones ya planteadas podemos abrirnos al campo de lo que significa ser un líder. Así que, partiendo de este punto, diremos que es innegable que una persona que está desarrollando su liderazgo debe tener “ciertas” características o cualidades que le permitan comunicar mejor su mensaje como líder, y debemos aceptar que para ejercer bien su liderazgo, la misma persona debe tener “cierta cuota” de poder, a fin de influir sobre los demás. Pero, ¿cómo adquiere esas cualidades y ese pode? Haciendo depósitos constantes en sus cuentas bancarias. Por lo tanto, toda persona que es capaz de depositar en la cuenta de la integridad y en la cuenta de las relaciones con suficiente constancia es capaz de convertirse en un líder.
La Cuenta de la Integridad.
En esta entrega solo abordaremos el desarrollo dela “cuenta de la integridad” pues el inicio de nuestros grandes proyectos es siempre el mismo: nuestro interior. Pero al decir “nuestro interior” quiero hacer un paréntesis para recalcar que no se refiere a ninguna fuerza misteriosa o mística que podamos “expulsar” o “emanar”. Más bien quiero decir que en la medida en que somos personas íntegras (y por lo mismo, integrales) más nos capacitamos para crecer y ayudar a otros en su propio crecimiento, y eso es siempre la esencia del liderazgo: crecer uno y ayudar a otros a crecer. Conviene, entonces, recordar los dos movimientos básicos de una cuenta: Depósitos y Retiros. Entre más depósitos realizamos, nuestra cuenta está saludable, pero es imposible no hacer alguna clase de retiro, así que el secreto está en que nuestros depósitos sean sistemáticos mientras evaluamos mejor nuestros retiros.
Así que vamos a concentrarnos en seis depósitos principales que podemos hacer en nuestra cuenta de la integridad:
1º Ser amable con uno mismo.
Como todos bien sabemos, si no nos respetamos a nosotros mismos nadie más lo hará. Este es la premisa básica de la autoestima. Sin embargo no se trata solo de estima propia. Es más que sentirme bien conmigo mismo y esperar que los demás se sientan bien conmigo. Se trata de ser responsable de mis estados de ánimo, de mis decisiones y acciones. Se trata de ser valientes para seguir siendo individuos y al mismo tiempo tener la humildad para aceptar el consejo de otros sin creer que se están “entrometiendo en mi espacio”.
Pero lo mejor de todo es que siempre podemos ser amables con nosotros mismos, siempre podemos aprender a reírnos de vez en cuando de nuestros propios desaciertos y seguir adelante.
2º Desarrollar las habilidades personales.
Todos nos sentimos satisfechos cuando hemos hecho algo que realmente nos gusta hacer, incluso si nadie lo nota. Eso es así porque encontramos placer en realizar aquello para lo que somos buenos, por eso nuestra principal tarea es descubrir y desarrollar nuestras propias habilidades y ponerlas en práctica como solo nosotros podemos hacerlo.
Me imagino que cuando el pequeño Bill Gates dejó escapar de sus labios la idea de que un día había computadoras en las casas y estarían interconectadas por una red (Internet)[1], los adultos lo miraron como a un bicho raro y seguro que ninguno hizo ningún comentario más que “aja…” Sin embargo él desarrollo las habilidades que le permitirían ver su sueño realizado, y eso ha pasado con muchas personas a lo largo de la historia. Algunas han sido recompensadas, otras no; algunas son apreciadas, otras no, pero el hecho es que haciendo aquello para lo que somos buenos incrementamos nuestra integridad personal.
No existen personas “Todolohago” sencillamente porque eso es una ilusión. Hay algunas actividades, o tareas, para las que no somos buenos, pero ello no significa que seamos unos fracasados, pues el fracaso está en dejar de desarrollar las aptitudes que sí poseemos.
3º Cumplir con nuestros compromisos personales.
Seguramente alguien ya ha roto una promesa que te hizo alguna vez. ¿Cómo te sentiste? Por otro lado, tal vez hayamos roto algunas promesas antes, y tampoco nos sentimos muy bien. Cumplir nuestras promesas puede ser un depósito muy poderoso, pues nos capacita para asumir mayores compromisos, pero cuando fallamos constantemente en cumplir con las promesas que hacemos resulta que nos es más difícil cumplir con otras.
¿Qué es lo que sucede con nuestros propósitos de año nuevo? Bueno, no es que no queramos cumplir, es solo que nos falta voluntad, y ¿por qué nos falta voluntad? Porque no cumplimos. Notas el círculo vicioso que se forma. En realidad, más que un círculo es una espiral descendente. Pero la buena noticia es que podemos revertirla en cualquier momento, si comenzamos a asumir compromisos que podemos realizar. Solo que esta vez debemos comenzar con pequeños compromisos y luego ir “subiendo el nivel” por decirlo así.
Nota que de lo que estamos hablando es de las promesas que nos hacemos a nosotros mismos. Por el momento no estamos tratando con las que les hacemos a los demás. Esto es vital, porque no podemos empeñar nuestra palabra con otras personas mientras no podamos completar una promesa hecha para nosotros.
4º Realiza actos de bondad.
Hay un hecho que resulta irrefutable: somos seres sociales. Desde siempre hemos necesitado unirnos en sociedad. Pero también es cierto que a veces hemos tenido problemas en nuestras mismas sociedades. Sin embargo hay una forma de incrementar nuestra integridad y contribuir a la sociedad: Hacer pequeños actos de bondad por otros.
¿Qué significa eso? Que donde quiera que estemos tenemos la oportunidad de servir a alguien, y eso nos fortalecerá. Ceder el asiento a una mujer embarazada o anciana, ayudarle a alguien con una carga pesada, sonreír y dar una palabra de ánimo al que está desesperado, escuchar sin prejuicios al que quiere desahogarse, y mucho más, no son meros actos de cortesía o caballerosidad: son actos de bondad que incrementan nuestra integridad personal (nuestra principal cuenta bancaria). Cada uno de esos actos son solo la punta del iceberg de un principio eterno: El servicio. No se trata de perder nuestra individualidad, es más bien ganar libertad al ser parte del alivio de otros.
Por eso alguien dijo: “cuando considero el resultado de los pequeños detalles, me siento tentado a pensar que no hay detalles pequeños”.
5º Comprometerse con la excelencia.
¿Qué es ser excelente? Una persona de excelencia es la que no piensa en ser excelente, es decir, se ha habituado a vivir con altos ideales, y en consecuencia no se compromete con la mediocridad. Podemos decir, en palabras de José Ingenieros, que ser excelente es tener un ideal y seguirlo aunque no sea aceptado por la sociedad. Lo interesante es que esos ideales siempre procuran el progreso de la sociedad, porque se basa en principios eternos que conducen a las civilizaciones al progreso, si se los sigue, o a la tragedia si se ignoran.
¿Cuál es tu objetivo? ¿Hacia dónde te estas moviendo? ¿Es un destino elevado o uno mediocre? ¿Sigues con todas tus fuerzas tus sueños? Parece que todos tenemos respuestas para estas preguntas, pero es preciso volver a hacerlas y profundizar en nuestras habilidades, nuestros sueños, nuestros deseos, nuestros ideales… El precio de la mediocridad es demasiado alto como para arriesgarnos a pagarlo.
6º Renovación.
Este es el último de los seis depósitos principales que podemos hacer en nuestra cuenta de la integridad. Claro que podemos hacer muchas más clases de depósitos, y queda en cada uno descubrir la forma singular en que puede hacerlos. Pero, ¿qué significa renovarse?
Mientras tengamos vida estaremos en actividad, más si seguimos un ideal, por ello es bueno tomarnos un tiempo para recuperarnos. Existen cuatro áreas muy amplias que debemos incluir para que nuestra renovación se efectiva e integral: La primera es el área física, donde cuidamos la forma en que nos alimentamos, el ejercicio que hacernos, el estilo de vida que vivimos. La segunda área es la mental, que nos invita a fortalecernos a través de la buena lectura, la escritura de un diario personal, el ejercicio de la creatividad, etc. La tercera área es la Espiritual, pero no se trata de religión ni misticismo, es más bien suplir nuestra necesidad de crecer y servir, de ser humildes y amantes, integrando a nuestra vida los principios eternos de vida; personalmente creo en Dios como la fuente de una vida espiritual saludable, y creo en Jesús como el único que puede dar paz verdadera al corazón, pero eso no significa que este imponiendo mi manera de pensar, pero quiero reafirmar que nuestra área espiritual es muy importante. Y la cuarta área es la Socio-emocional, donde afirmamos relaciones duraderas basadas en la confianza, la lealtad y la solidaridad.
El “cómo desarrollaremos estas áreas” es una cuestión mas de creatividad que de cánones, pero es preciso ser conscientes de que estas dimensiones de lo que somos existen y están integralmente relacionadas con nuestra fortaleza individual que nos capacitará para ser líderes de altura, donde quiera que nos toque estar.
Durante esta entrega hemos tratado una de las cuentas bancarias más importantes de todo líder, pero aún nos falta ver otra, que resultará ser el perfecto complemento de todo lo que hemos planteado hasta aquí.
Gracias por leer este artículo, y recuerda dejar tus comentarios, pues serán bien recibidos, porque estamos creciendo juntos, paso a paso, en dirección a nuestro ideal, y mediante estas publicaciones es mi deseo poder servirte.
Que tengas un día lleno de éxito, porque depende de ti.
[1] Claro que esta es solo una representación imaginativa de una situación.
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