«La mejor forma de vencer las dificultades es atacándolas con una magnífica sonrisa»
– Sir Robert Baden Powell –
Ante la frase de hoy es muy posible una reacción bastante escéptica como la de “seguro que nunca se enfrentó a verdaderos problemas”; o “el que dice eso no tiene idea de lo que yo estoy pasando con mis problemas”; o “lo que quiero son soluciones, no consejos de cómo sonreír”. Todas esas reacciones son sumamente validas, pero me gustaría plantear un par preguntas: ¿Qué ganamos con espaciarnos en las cosas negativas que nos pasan? ¿Cuánto bien nos hacemos a nosotros mismos cuando cedemos a la desesperación y permitimos que la angustia nuble nuestros sentidos y pensamientos?
Francamente, la mejor forma de evitar caer en la trampa de creer que somos las víctimas de un destino aciago, es sonreír, sincera y auténticamente. La verdadera sonrisa, como la verdadera risa, son características saludables. Pero cuidado con la risa falsa, esa que denota ser una mueca solamente, con mucho ruido, pero vacía.
Sonreír con sinceridad sólo está al alcance de los seres de excelencia, porque saben que nadie puede quitarles su paz, su seguridad. Después de todo, PAZ no es ausencia de problemas, sino tranquilidad en medio de la tormenta. Esto no es automático, especialmente porque casi todo lo que nos rodea nos ha enseñado a quejarnos, pero si miras a la naturaleza, verás cosas diferentes: verás al árbol mantenerse firme frente al vendaval; verás al pájaro cantar, aunque retumban los truenos. Sinceramente, ¿es tan mala tu vida que no puedas hacer un alto y buscar en tu corazón una razón para sonreír de verdad?
Pronto el alba irrumpirá con sus hermosos rayos de luz y calor,
Aunque por un momento debamos pasar la noche oscura y
Zumben los vientos impetuosos; pronto, pronto reinará el amor.
(Tomado de mi e-book “En la Búsqueda de la Excelencia”, pp. 128)
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