“El tiempo es dinero”. Sin duda éste es uno de esos dichos o máximas que conocemos por la cantidad de veces que se ha repetido; pero ya volveremos a esto en un momento. Mientras tanto, imagina que de pronto te dicen que vas a recibir la fabulosa cantidad de $ 1,440.00 dólares para cada día de tu vida. Sí, no hay trucos ni letra pequeña, son $ 1,440.00 dólares diarios, con la única condición de que debes gastarlos en el día, por medio de una tarjeta de débito. Si no gastas el dinero, el banco limpiará tu saldo, y lo que no hayas usado se perderá; pero cuidado: la palabra “gastar” puede ser muy peligrosa.
¿Qué harías con esa cantidad de dinero diaria? ¿En qué invertirías? ¿Cuánto en el desarrollo de tu vida y de tu profesión; o en tu familia; o en tu iglesia/comunidad? La lista de preguntas puede multiplicarse hasta el infinito, pues variará de persona a persona, de sueño a sueño, de propósito a propósito. Pienso que, al imaginarte esta situación hipotética, tú ya te has planteado tus propias interrogantes.
Y, ¿si te dijera que todos los días recibimos esa fabulosa cantidad, pero no en dólares sino en tiempo? 1,440 minutos con los cuales podemos hacer lo que queramos, con la condición de que no podemos arrastrar saldo para el siguiente día.
Minuto a minuto.
Una vez leí un pensamiento que dice: “Si un minuto basta para morir, debe bastar para cambiar”; pero como todo en la vida, es más fácil decirlo que hacerlo. Sin embargo, el principio que se expone en él es siempre relevante: Cada minuto de nuestra vida cuenta.
No se trata de convertirnos en personas frías y calculadoras, que ven en el tiempo sólo una herramienta o una necesidad; al contrario, lo que debemos es aprender a ser autoconscientes sobre el uso que hacemos de ese don universal.
Algunas personas han nacido en una mejor posición que otras, hay quienes tienen mucho dinero o influencia y poder, mientras que otros carecen totalmente de ello; pero nadie tiene más o menos tiempo que alguien. Es interesante que, aun a sabiendas de eso, haya muchos que sigan diciendo que no tienen tiempo para la familia, o para el desarrollo, etc. Y, a pesar de sus más pletóricas exclamaciones en cuanto a su “escaso recurso”, desperdician mucho frente a la televisión, viendo programas que quizás no aporten gran cosa a su bagaje cultural. Pero no quiero ser mal interpretado, pues no estoy diciendo que la televisión sea “mala” en sí misma, aunque alguien ha dicho que ese aparato que acapara nuestra atención muchas horas de nuestra semana, es el gran deseducador de nuestro tiempo, pero otro tanto podría decirse del Internet cuando es utilizado de forma irresponsable.
Lo que importa aquí es que somos los dueños de cada minuto que invertimos o perdemos, nadie puede quitarnos esa prerrogativa, a menos que lo permitamos. Vivir minuto a minuto es nuestra elección, una elección que tiene repercusiones diferentes para cada uno, porque tenemos ideales diferentes que seguir. Vivir minuto a minuto es aprovechar nuestro tiempo para alcanzar nuestros sueños.
Una palabra más.
Para finalizar, quiero observar que me gustaría proponer una revisión para la máxima con la cual comenzamos, y esta es la revisión: “El tiempo vale mucho más que el dinero”. Claro, las personas más afortunadas, ya sea porque acumularon grandes fortunas o porque vivieron vidas influyentes, son las que entendieron que en el buen uso del tiempo hay un valor incalculable. Tal vez no eran conscientes de ello al principio, pero a medida que maduraban y aclaraban sus objetivos de vida, fueron reconociendo que, como dice un viejo refrán: “El tiempo perdido hasta los santos lo lloran”.
Hasta luego, y disfruta de tus 1,440 minutos de hoy.
2 comentarios:
Asi es mi querido Gerson...
Una vez escuche que la tele es el matrix de la sociedad actual, y aque la gente en verdad puede llevar una vida paralela
y por otro lado, ees muy cierto...decir y hacer tienen una graaaaaaaaaaaaaaaaaaan brecha, y solo los que estan convencidos pueden hacer lo necesario para ser lo que se quiere ser o hacer.
y a veces incluso los 1440 minutos se quedan cortos..no??
un abrazo, cuidate mucho
seguimos en contacto :)
Gracias por tu comentario. Tienes mucha razón respecto a la "matrix"... Yo siempre he creído que el problema no es el aparato en sí, sino nuestro uso de él.
Hasta luego.
Publicar un comentario