Criar a los hijos no es una tarea fácil y quien te diga lo contrario te estará mintiendo. Además si criar los niños son “difíciles” puede ser incluso más complicado y que sientas que tu vida se está alterando demasiado. Es importante saber que si un niño está pasando por una etapa o alguna circunstancia que le hace estar emocionalmente inestable, el mal comportamiento es algo habitual y no siempre es fácil saber qué ocurre para poder atajar el problema de raíz.
Hay padres que piensan que cuando un niño tiene una rabieta es porque tiene un problema de autoridad y hay que ser más estricto con él/ella, pero no siempre es así. Del mismo modo, un niño pequeño que no sabe estar quieto no significa tampoco que tenga un problema de hiperactividad o atención. Cuando se trata de comprender el comportamiento de los hijos, los diagnósticos y las etiquetas deben mantenerse al mínimo.
Qué es un trastorno de conducta
El término de trastorno debe usarse con precaución para los niños de hasta 5 años y una vez que tienen esta edad, se debe cuestionar la validez. Los problemas cuando los niños tienen de 0 a 6 años no siempre indican que tendrán problemas en la vida adulta o que los problemas de conducta son evidencia de un verdadero trastorno. Existen preocupaciones acerca de distinguir el comportamiento normal del anormal en este período de rápido cambio en el desarrollo. Lo mejor es tener un enfoque conservador para manejar los problemas conductuales y emocionales en este grupo de edad.
Trastornos de conducta y emocionales en la primera infancia
En raras ocasiones, un niño menor de 5 años recibirá un diagnóstico de un trastorno conductual grave. Sin embargo, pueden comenzar a mostrar síntomas de un trastorno que podría diagnosticarse más tarde en la infancia. Estos pueden incluir:
- Trastorno pro déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
- Trastorno de oposición desafiante (TOD)
- Trastorno de espectro autista (TEA)
- Trastorno de ansiedad
- Depresión
- Trastorno bipolar
- Trastornos de aprendizaje
- Trastornos del lenguaje
- Trastornos de conducta
El trastorno de oposición desafiante, por ejemplo, incluye arrebatos de ira, típicamente dirigidos a personas con autoridad. Pero un diagnóstico depende de los comportamientos que duran de forma continua durante más de seis meses e interrumpen el funcionamiento de un niño. El trastorno de conducta es un diagnóstico mucho más grave e implica un comportamiento que uno consideraría cruel, tanto para las otras personas como para los animales. Esto puede incluir violencia física e incluso actividad criminal, comportamientos que son muy poco comunes en niños en edad preescolar.
Mientras tanto, el autismo es en realidad una amplia gama de trastornos que pueden afectar a los niños de varias maneras, incluidas las de comportamiento, sociales y cognitivas. Se consideran un trastorno neurológico y, a diferencia de otros trastornos del comportamiento, los síntomas pueden comenzar pronto como en la infancia.
Comportamiento y problemas emocionales
Mucho más probable que uno de los trastornos clínicos anteriores es que tu hijo pequeño esté experimentando un problema temporal de comportamiento y / o emocional. Muchos de estos pasan con el tiempo y requieren de paciencia y comprensión de los padres.
En algunos casos, el asesoramiento externo está garantizado y puede ser efectivo para ayudar a los niños a lidiar con los factores estresantes de manera efectiva. Un profesional podría ayudar a tu hijo a aprender cómo controlar su ira, cómo manejar sus emociones y cómo comunicar sus necesidades de manera más efectiva. Por razones obvias, medicar a los niños a esta edad es controvertido.
Crianza de los hijos para el éxito infantil
Los estilos de crianza rara vez tienen la culpa de los problemas de conducta de la infancia, únicamente una conducta como padre negligente podría dar explicación a un trastorno de conducta infantil, aunque esto solo lo podría valorar un profesional. Si estás buscando ayuda para poder solucionar los problemas de comportamiento de tus hijo, les una buena manera de solucionar el problema con ayuda externa. De todos modos, los padres tienen un papel imprescindible en el tratamiento de los problemas de conducta que pueden haber en la primera infancia.
Factores de riesgo en los trastornos conductuales de los niños
Se desconocen las causas que pueden provocar los problemas de comportamiento, pero algunos de los factores de riesgo incluyen:
- Género: los niños son mucho más propensos que las niñas a sufrir trastornos de conducta. No está claro si la causa es genética o está vinculada a las experiencias de socialización.
- Gestación y parto: los embarazos difíciles, el parto prematuro y el bajo peso al nacer pueden contribuir en algunos casos al comportamiento problemático del niño más adelante en la vida.
- Temperamento: los niños que son difíciles de manejar, temperamentales o agresivos desde una edad temprana tienen más probabilidades de desarrollar trastornos de conducta más adelante en la vida.
- Vida familiar: los trastornos de conducta son más probables en familias disfuncionales. Por ejemplo, un niño está en mayor riesgo en familias donde la violencia doméstica, la pobreza, las malas habilidades de crianza o el abuso de sustancias son un problema.
- Dificultades de aprendizaje: los problemas de lectura y escritura a menudo se asocian con problemas de conducta.
- Discapacidades intelectuales: los niños con discapacidades intelectuales tienen el doble de probabilidades de tener trastornos de conducta.
- Desarrollo cerebral: los estudios han demostrado que las áreas del cerebro que controlan la atención parecen ser menos activas en niños con TDAH.
Diagnóstico y tratamiento
Los trastornos conductuales disruptivos son complicados y pueden incluir muchos factores diferentes que funcionan en combinación. Por ejemplo, un niño que exhibe un comportamiento rebelde, también puede tener TDAH, ansiedad, depresión y una vida familiar difícil.
Los métodos de diagnóstico pueden incluir:
- Diagnóstico por un servicio especializado, que puede incluir un pediatra, psicólogo o psiquiatra infantil
- Entrevistas en profundidad con los padres, el niño y los maestros.
- Listas de verificación de comportamiento o cuestionarios estandarizados.
Se hace un diagnóstico si el comportamiento del niño cumple con los criterios para los trastornos de conducta disruptiva. Es importante descartar los estresores agudos que podrían estar alterando el comportamiento del niño. Por ejemplo, un padre enfermo o víctima de otros niños podría ser responsable de cambios repentinos en el comportamiento típico de un niño y estos factores deben considerarse inicialmente.
En cuanto al tratamiento, será el profesional capacitado el que piense qué tipo de tratamiento es el adecuado dependiendo del tipo de diagnóstico. El tratamiento generalmente es multifacético y depende del trastorno particular y los factores que contribuyen a él, pero puede incluir: educación para padres, terapia familiar, terapia cognitiva conductual, manejo de las emociones, medicación, etc.
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