Si hay una mujer en el mundo que te puede hace reflexionar con sus frases y pensamientos, esa mujer sin duda es Isabel Allende. Ella es una famosa escritora y periodista chileno-estadounidense que nació en Perú. Ha escrito algunos libros que se convirtieron en famosos como “La casa de los Espíritus” o “Eva Luna”.
Isabel Allende ha reflejado en sus escritos, libros y en su propia palabra muchas reflexiones sobre diversos aspectos de la vida. Sus frases siempre están cargadas de pasión y compromiso. En sus frases podrás disfrutar del amor y dulzura de cada una de sus palabras. Además del campo literario Isabel Allende en el campo personal también destaca puesto que es una gran activista social y una popular feminista.
Por si fuese poco es una gran comunicadora con la mente muy clara y el corazón lleno de inspiración para motivar a otros y concienciarles para que tengan una buena vida.
Frases de Isabel Allende
No te pierdas estas frases de Isabel Allende que una vez que las leas, posiblemente se te quedarán grabadas en el alma y al mismo tiempo podrás disfrutar de su invitación a reflexionar sobre diversos temas.
- El afecto es como la luz del mediodía y no necesita la presencia del otro para manifestarse. La separación entre los seres también es ilusoria, puesto que todo está unido en el universo.
- Enfrenta los obstáculos a medida que se presenten, no pierdas energía temiendo lo que pueda haber en el futuro.
- La memoria es ficción. Seleccionamos los más brillantes y los más oscuros recuerdos, ignorando lo que nos avergüenza, y bordamos así el amplio tapiz de nuestras vidas.
- Necesito contar una historia. Es una obsesión. Cada historia es una semilla dentro de mí que comienza a crecer y crecer, como un tumor, y tengo que enfrentarlo tarde o temprano.
- El miedo es inevitable, tengo que aceptarlo, pero no puedo permitir que me paralice.
- La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme siempre estaré contigo.
- Me explicaste que de la quietud nace la inspiración y del movimiento surge la creatividad.
- Me arrepiento de las dietas, de los platos deliciosos rechazados por vanidad, tanto como lamento las ocasiones de hacer el amor que he dejado pasar por ocuparme de tareas pendientes o por virtud puritana.
- Todos tenemos demonios en los rincones oscuros del alma, pero si los sacamos a la luz, los demonios se achican, se debilitan, se callan y al fin nos dejan en paz.
- Cada uno es responsable de sus sentimientos y la vida no es justa.
- No hay luz sin sombra, así como no hay felicidad sin dolor.
- Es una verdad maravillosa que las cosas que más queremos en la vida -un sentido de propósito, la felicidad y la esperanza- se logran más fácilmente dándolas a otros.
- Las raíces no están en el paisaje, ni en un país, ni en un pueblo, están dentro de ti.
- Hay silencio antes de nacer, hay silencio después de la muerte: la vida no es más que ruido entre dos silencios insondables.
- Solo tienes lo que das. Al gastarte a ti mismo, te vuelves rico.
- El corazón es lo que nos impulsa y determina nuestro destino.
- Hay silencio antes de nacer, hay silencio después de la muerte: la vida no es más que ruido entre dos silencios insondables.
- Las palabras no son tan importantes cuando reconoces las intenciones.
- No puedes encontrar a alguien que no quiera ser encontrado.
- Y no soy una de esas mujeres que tropieza dos veces con la misma piedra.
- Si no escribiera, mi alma se secaría y moriría.
- El amor nos vuelve buenos. No importa a quién amemos, tampoco importa ser correspondidos o si la relación es duradera. Basta la experiencia de amar, eso nos transforma.
- Tal vez estamos en este mundo para buscar el amor, encontrarlo y perderlo, una y otra vez. Con cada amor, nacemos de nuevo, y con cada amor que termina recogemos una herida nueva. Estoy cubierta de orgullosas cicatrices.
- Todos podemos cambiar, pero nadie puede obligarnos a hacerlo. El cambio suele ocurrir cuando enfrentamos una verdad incuestionable, algo que nos obliga a revisar nuestras creencias.
- Igual que en el momento de venir al mundo, al morir tenemos miedo de lo desconocido. Pero el miedo es algo interior que no tiene nada que ver con la realidad. Morir es como nacer: solo un cambio.
- Tal vez sería conveniente que no trataras de dominar tu cuerpo con la mente. Debes ser como el tigre del Himalaya, puro instinto y determinación.
- Me gustan las personas que tienen que luchar por obtener algo, los que teniéndolo todo en contra salen adelante. Esta es la gente que me fascina. La gente fuerte.
- La verdadera amistad resiste el tiempo, la distancia y el silencio.
- Todos tenemos una reserva de fuerza insospechada que emerge cuando la vida nos pone a prueba.
- Escribir es como hacer el amor. No te preocupes por el orgasmo, preocúpate del proceso.
- Para las mujeres, los mejores afrodisíacos son las palabras. El punto G está en los oídos. El que lo busca abajo está perdiendo el tiempo.
- Lo que más temo es el poder con impunidad. Le temo al abuso de poder y al poder de abusar.
- Cuando haces una tortilla, como cuando haces el amor, el afecto cuenta más que la técnica.
- Pasas la primera parte de tu vida coleccionando cosas… y la segunda mitad deshaciéndote de ellas.
- El miedo no es real, está solo en tu mente, como todas las demás cosas. Nuestros pensamientos forman lo que creemos que es la realidad.
- Tener un punto para comenzar es importante. Sabes que cuando decides escribir algo es como un compromiso. Es como enamorarse.
- Las mujeres siempre han sido valientes… Siempre protegen a sus hijos y, en el último siglo, han sido valientes en la lucha por sus derechos.
- Si escribo algo, me temo que sucederá, y si amo demasiado, me temo que perderé a esa persona; sin embargo, no puedo dejar de escribir o amar…
- En los momentos más difíciles de mi vida, cuando parecía que todas las puertas estaban cerradas para mí, el sabor de esos albaricoques regresa para consolarme con la idea de que la abundancia está siempre al alcance, solo si uno sabe cómo encontrarla.
- No podían entender la ventaja de vivir en contra de sus inclinaciones en este mundo para disfrutar de un hipotético bienestar en otro.
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