23 de septiembre de 2016

La organización social de las Escuelas Telesecundaria

La educación básica en México enfrenta un enorme desafío: lograr el mejoramiento de la calidad educativa. Si bien el país registró a partir de la segunda mitad del siglo pasado un considerable aumento de la matrícula, al grado que la cobertura en educación básica del país es casi del cien por ciento, así como un incremento de los años promedio de escolaridad de la población, los indicadores de eficiencia interna del sistema educativo, como repetición y deserción y logro de los estudiantes, medidos en pruebas estandarizadas, continúan siendo más bajos que en países que; invierten menos recursos económicos para la educación, y obtienen mejores resultados.

Las medidas de políticas públicas diseñadas a nivel central, estandarizadas y uniformes para todas las escuelas, basadas en presiones internacionales y sindicales; marcos normativos obsoletos, sistemas educativos estatales cuyo funcionamiento no responde al apoyo institucional que requieren los planteles escolares y el desconocimiento del funcionamiento y necesidades reales de las escuelas por parte de sus miembros y de las autoridades educativas son en parte algunas de las causas que impiden lograr la calidad de la educación en México.

organización social de las Escuelas Telesecundaria

La organización social en las escuelas ha sido considerada como uno de los factores de eficacia escolar. Es también un producto de las  actitudes y expectativas de los docentes que, junto con otros factores, influye en distintos tipos de resultados como el nivel de aprendizaje de los alumnos, y la distribución del conocimiento entre los alumnos de distinta clase social. Una atmósfera ordenada, un ambiente de trabajo atractivo, un ambiente de aprendizaje, un clima institucional comunitario, entre otros son algunos de los conceptos usados para describirlo. Es por ello que se busca a bordar en la organización social de las escuelas Telesecundarias  a partir de las percepciones que tienen los profesores con respecto a las dimensiones de creencias compartidas, sentido de comunidad y liderazgo directivo, y sus implicaciones en el aprovechamiento escolar.

Si bien todos los niveles educativos son importantes, se dio como prioridad el nivel secundario por ser el último nivel de educación básica, por encontrarse en puerta una nueva reforma educativa, y en el cual, además de las competencias propuestas en el currículo, por la edad en que se encuentran los estudiantes-entre 11 y 15 años- se construyen valores que consolidan la identidad de los individuos y se desarrollan actitudes para seguir estudiando o para ingresar al mundo laboral.

En toda organización existe un ambiente de trabajo que es percibido y experimentado por los integrantes de la organización, aspecto que abarca el sentir y reaccionar de las personas frente a lo que pasa en la organización, por lo que se considera un elemento informal y subjetivo.  El estudio de este elemento tiene sus bases en la corriente de las Relaciones Humanas que propiciaron un cambio de visión del hombre económico a un hombre motivado adicionalmente por otros factores que experimenta el individuo al estar en convivencia dentro de un grupo.

La organización ha sido definida de muchas maneras   a lo largo del tiempo en que la teoría ha evolucionado. Se encuentran definiciones que tratan de diferenciarla de otras agrupaciones, mientras otros autores consideran que no tiene mucha utilidad tratar de concretarla. Este concepto definido desde distintos enfoques pero guardando cierta similitud en cuanto a los elementos fundamentales que lo delimitan, puede resumirse con los siguientes elementos (Mass y Ramió, 1997).

  • Un grupo de personas asociadas.
  • Para el logro de un fin común.
  • Que establecen entre ellas, para tal fin, relaciones formalizadas.
  • Con pretensión de continuidad en el tiempo.
  • Legitimadas por el sistema social externo.
  • Con posibilidad de sustituir a sus propios miembros sin que peligre la supervivencia de la organización.
  • Con procedimientos explícitos con el fin de coordinar las actividades de una colectividad.

Además, las organizaciones pueden ser consideradas, desde el punto de vista de Greer (1975), como el conjunto de condiciones estructurales (posiciones de la organización y relaciones mutuas), como necesidades funcionales (o trabajo que debe ejecutarse), y como un proceso continuo, en donde se satisfacen necesidades de una sociedad a través de sistemas cooperativos que cambian a medida que cambia la naturaleza del ambiente social en el que se encuentran.

Las diferentes visiones de las organizaciones de esta teoría de la organización se han interesado en describir preferentemente las explicaciones normativas del comportamiento humano en las organizaciones.  A través de distintos enfoques desde la Administración Sistemática, que pretendía, según lo señala Litterer (1994,.Barba, 2002), desarrollar técnicas y guías para los administradores individuales en su trabajo y para la ejecución de la función como administración por unidad; las teorías clásicas representadas por la Dirección Científica, impulsada por Taylor en 1911, la Dirección Administrativa de Fayol en 1930, y de Guilick y Urwick en 1937; la corriente estructuralista ó burocrática-aportación sociológica-  del alemán Max Weber en 1921, que asumieron que el hombre es un ser económico y lógico. Sus principales aportaciones son: a) la subdivisión de actividades dentro de una definición clara de funciones b) la estructura formal que diferencia posición y relación de status y c) la operación definida en términos de tiempo y movimiento, flujo de trabajo y producción exitosa. Dentro de estas teorías, el énfasis en la alta racionalidad del sistema prohíbe la consideración de algún fenómeno informal y subjetivo que se desarrolle dentro de las organizaciones.

Visiones opuestas al hombre económico, las podemos encontrar en la Escuela de las Relaciones Humanas, en las corrientes denominadas corrientes neoclásicas, entre las cuales se encuentran el neorracionalismo, el neoestructuralismo y la teoría de contingencias, y en algunos paradigmas emergentes donde las organizaciones son vistas como unidades de interacción social, de relaciones de poder, de sistemas de decisiones donde se enfatiza que la comprensión del hombre como ser social. Estas teorías y paradigmas toman elementos clave sobre el comportamiento de los individuos como:  a) solución de conflictos, b) evitar la incertidumbre, c) búsqueda de la problemática, d) adaptación y aprendizaje organizacional, e) las relaciones informales en la organización, entre otras. Como se puede observar, dentro de estos enfoques se encuentran conceptos subjetivos como la incertidumbre y algunos otros más como el ambiente del trabajo, que son estudiados dentro de las organizaciones, no sólo de una manera limitada, sino como fenómenos informales y subjetivos.

Podemos decir que existen dos grandes visiones acerca del hombre dentro de la teoría  organizacional: la visión sobre el hombre económico que se derivó de la escuela tradicional, y que estableció un modelo organizacional relativamente restringido y opuesta a la primera y otra visión, originada por la contribución de diversos campos de estudio como la sociología, la antropología, la economía, la psicología, las ciencias políticas y la historia, las cuales permitieron la apertura del punto de vista de la escuela tradicional hacia la inclusión de muchas variables que han sido cada vez más importantes para la teoría organizacional. Una de las fuentes importantes para cambiar la visión tradicional ha sido la ciencia del comportamiento, donde los estudiosos de la conducta han considerado como elementos primarios la conducta de las personas y su comportamiento dentro de las organizaciones.

En la organización escolar de las escuelas Telesecundarias, el estudio de las escuelas, al igual que el de todas las organizaciones se realiza con la finalidad de conocer las características, los procesos, los fines y algunos otros atributos adicionales. No fue sino hasta mediados del siglo XX que, con base en las teorías de la organización comenzaron los estudios de la organización escolar a causa, en primer lugar, por el distanciamiento de las escuelas de la creciente complejidad adquirida en el ámbito de los negocios, la administración pública y la militar; y segundo por la exclusión de los investigadores escolares de las discusiones sobre las proposiciones teóricas, y de las ideas y métodos de investigación desarrollados por la ciencia de la conducta (Owens, 1976).

A inicios de los años cincuenta, gracias al impulso de las empresas privadas en Estados Unidos, se crearon programas cooperativos para promover la capacitación de los administradores educativos en activo, así como la investigación educativa interdisciplinaria con la finalidad de desarrollar nuevos conocimientos sobre educación y administración.

Los conocimientos desarrollados en este ámbito han dado lugar a definir a la organización escolar de distintas manera, y al desarrollo de corrientes como las escuelas eficaces, la mejora de la escuela y de la gestión basada en el centro, corrientes que comprenden las diferentes concepciones teóricas de la organización.

Es por ello que en las políticas educativas de los noventa tanto de los países europeos como en los de la región latinoamericana, se subraya la importancia de los niveles de incidencia que tienen las escuelas en el sistema organizacional, sosteniendo la idea central de la efectividad escolar en el sentido de que  “las escuelas importan, que las escuelas sí afectan de manera importante, el desarrollo de los niños” (Reynolds y Creemers, 1990.Sammons, Hillman y Mortimore, 1998, p.18) y se enfocan en la importancia de estudiar los factores organizacionales que afectan el aprendizaje de los estudiantes, entre los que destacan la gestión escolar a nivel de la escuela y la práctica pedagógica en el aula.

El ambiente de aprendizaje en las escuelas, las relaciones que se establecen entre docentes y alumnos, docente-director, escuela-comunidad; los valores de respeto y cordialidad de los profesores, que favorecen la conformación de colectividades, la presencia de un liderazgo que comparte la toma de decisiones con sus profesores, son algunos de los rasgos propuestos para estudiar la gestión escolar, y constituyen factores que caracterizan a una escuela como una comunidad escolar (Bolívar, 2000; Bryk, Lee y Holland, 1993; Smith y Sweetland, 2002; Fernández, 2003). Factores que pueden ser estudiados a través de un elemento que globalice los significados compartidos por docentes, o por un conjunto de apreciaciones de los miembros de la escuela y de su sistema organizacional, o a través de un elemento que retrate la personalidad de la escuela. El elemento a que nos referimos es el clima organizacional, llamado también organización social de las escuelas.

Las escuelas como organizaciones complejas presentan un conjunto de roles que comprenden su estructura formal, desempeñados por docentes, directivos, alumnos, y personal administrativo, los cuales permanecen invariables aunque haya cambio de personal, y porque presentan una estructura informal que se desarrolla a partir de los roles informales originados por la interacción entre las personas que tienen los roles formales. Las escuelas consideradas como burocracia, con fundamento en la aportación del alemán Max Weber en 1921, se conciben como organizaciones que están al servicio de la consecución de metas determinadas en este caso, las educativas a través de un conjunto de funciones formales establecidas mediante reglas legales, racionales, escritas y exhaustivas, lo cual favorece la seguridad y permite prever el comportamiento del individuo (Ramió, 1999).  Para algunos autores la burocracia invita a entender a la escuela en su estructura con formas de autoritarismo individual emanadas de roles formales, más bien que de las personas.

El concepto de las escuelas como comunidades, se refiere a una organización social fundada en relaciones cooperativas entre adultos que comparten un propósito común y donde la vida diaria tanto de los adultos como de los estudiantes está organizada de forma que impulsa el compromiso de sus miembros de la organización escolar no es una realidad natural, sino una construcción cultural configurada por significados, intenciones humanas, modos de ver y comprender.  Lo que quiere decir que las escuelas pueden equipararse a realidades subjetivas y compartidas socialmente por el grupo, dando origen a ver a la organización como una expresión de cómo la gente expresa, percibe y vive en la institución.

Las escuelas, como todas las organizaciones, existen porque tienen que cumplir con ciertos objetivos propuestos y para alcanzarlos la organización escolar debe prestar atención a:

  • El sistema interno para mantener un equilibrio entre las necesidades y satisfacción de los participantes y la organización.
  • El sistema externo para amoldarse a las presiones y cambios de su entorno.

Por lo tanto podemos decir, que las aportaciones realizadas en el movimiento de escuelas eficaces de la segunda ola, el concepto de clima organizacional en las escuelas ha venido a ser conceptualizado como un concepto multidimensional e integrador que puede equipararse a la organización social de la escuela y que por lo tanto su estudio podrá ser de gran utilidad para conocer características específicas y singulares como son: los sistemas de valores (creencias) compartidos, la cooperación grupal, el cuidado que se tiene de los niños, los efectos de un liderazgo directivo así como las relaciones de cooperación que existen entre profesores-alumnos, profesores-profesores, profesores-directivos y escuela-comunidad (geográfica).

En otras palabras, ha quedado claro que un fuerte liderazgo del director; altas expectativas en el aprendizaje de todos los niños, una atmósfera ordenada sin ser rígida; la prioridad en la adquisición de habilidades básicas, y mecanismos de monitoreo y evolución periódicos, son características que no corresponden a una organización burocrática sino que corresponden a las de una comunidad escolar, es decir, una organización social fundada en relaciones cooperativas entre adultos que comparte un propósito común y donde la vida diaria tanto de adultos como de estudiantes está organizada en formas que impulsan el compromiso de sus miembros (Bryk, Lee y Holland, 1993), tipo de organización a la que toda escuela, si quiere ser exitosa, debe aspirar.

Acerca del Autor: Este articulo fue escrito por Leticia De La Caña Barrera, estudiante de la maestría en Administración y Gestión Educativa, de la Cuidad de Acayucan, Veracruz.

El artículo La organización social de las Escuelas Telesecundaria aparece completa en nuestro blog Comunidad de Emprendedores.



from Autor Invitado Comunidad de Emprendedores http://bit.ly/2dqeys0
via Emprendices

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