La motivación como recurso básico del aprendizaje

Como educador motivado por realizar una exitosa labor de enseñanza y aprendizaje, me intereso por conocer día a día más recursos apropiados para maximizar el trabajo en aula. Uno de estos recursos es la motivación que según mi teoría es el recurso básico de este proceso.

Voy a realizar a continuación en ese afán, una breve descripción de los básicos aspectos que todos debemos saber para desarrollarla de una mejor manera.

La motivación es la fuerza interna que impulsa a aprender y a perseverar en ella. Es el deseo de hacer algo para satisfacer una curiosidad, necesidad o interés. Gracias a la motivación es posible lograr una mejor concentración. Intervienen aspectos intelectuales y emocionales y conviene que el hombre en sus motivaciones imagine el futuro y con ansias se impulse hacia sus logros.

La motivación es un recurso que tenemos todos nosotros para alentar e incentivar a los que nos rodean. Es la misión de todo ser humano, ayudar a los demás. Entiéndase primero que para que ello ocurra todo empieza por la automotivación. Creo que esto es la clave de este tema.

Es un recurso que debemos saber usar para generar acciones positivas, mejorando de este modo nuestras relaciones que hoy en día tanta falta nos hace.

Según el enfoque psicológico, la motivación de las personas se debe a las necesidades que se tienen, constituyéndose estas en el motor y motivo de sus acciones.

No quiero discutir la teoría de Maslow, más si pretendo utilizarla para definir que todos nosotros tenemos 5 necesidades que satisfacer y así sentirnos bien: fisiológicas, seguridad, socialización, estima y autorrealización.

Si satisfacemos las necesidades el resultado habrá satisfacción.

Analizando el por qué no es efectivo este recurso en nuestras vidas y labores, me atrevo a decir que en dicho proceso intervienen dos aspectos o momentos importantes: El diagnóstico de necesidades y la acción para satisfacerla.

Manifiestan los hechos que somos expertos en diagnóstico y malos en acción. Todos somos testigos diariamente de lo que viene pasando en nuestro entorno, todos sabemos los problemas que hay, sin embargo muy poco o nada hacemos para satisfacerla. Somos meros espectadores de la realidad y sus cómplices de hecho.

Desarrollemos nuestro trabajo optimizando los dos momentos y que no quede todo en conocer lo que el otro quiere, hagamos lo necesario para hacer que se sientan muy bien.

Hay que vencer las resistencias que nos impiden actuar: la falta de compromiso, el no tener ayuda, no tener recursos, el miedo, intereses personales, entre otros.

Finalmente refiero algunas reglas básicas que nos ayudarán a mejorar este proceso.

–        Aprendemos más fácil, si lo que pretendemos aprender responde a nuestros intereses, necesidades o aspiraciones.

–        El aprendizaje se simplifica si lo que aprendemos se basa en lo que ya conocemos o se relaciona con nuestras experiencias e inquietudes.

–        El aprendizaje es mejor si en el acto de aprender utilizamos más de un sentido: vista, oído, olfato, gusto y tacto.

–        El aprendizaje es más real cuando hay aplicación inmediata de lo aprendido.

–        Todo aprendizaje es más efectivo si se realiza de lo fácil o elemental a lo difícil o avanzado.

–        El aprendizaje se ve favorecido con el juego de ideas y percepción de objetos y fenómenos desde diferentes puntos de vista. Hay que promover la crítica y reflexión.

–        La confianza en sí mismo y la fe en los propios esfuerzos influyen positivamente en el aprendizaje.

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