23 de enero de 2017

Improvisación… pero planificada…

Improvisación: consiste en concebir y ejecutar cualquier acción de forma simultánea (www.wikipedia.com). O en forma más simple: algo que ocurre sin que lo tuviéramos en mente, cuando se presenta sin dar signos o señales anticipadas que puedan anunciarlo.

En el quehacer comercial, la mayoría de las veces uno debe de improvisar ante ese cliente o prospecto de quien no tenía todos sus antecedentes, o bien ante una pregunta o situación que no esperaba. En la práctica, se obliga a “salirnos del guión” y a “nadar en aguas desconocidas” para muchos. Parálisis, memoria bloqueada, temor, transpiración. La mente comienza a buscar conocimientos asociados a la situación y/o a “crear” una respuesta satisfactoria. Milésima de segundos, segundos, minutos, que en su conjunto pueden ser fatales ante ese cliente o situación que requiere de una respuesta adecuada. Y luego el contenido mismo de la respuesta. ¿Será satisfactoria? ¿O será una “ensalada surtida” pero sin “sabor a nada” y que en la práctica suena como una excusa de su desconocimiento?

La narrado anteriormente, es de una frecuencia cotidiana y suele afectar mayormente a aquellos profesionales con poca “experiencia” aunque también se presenta en aquellos con una mayor antiguedad, pero baja “experiencia práctica”. El nexo común entre ambos es “experiencia”, (del latín experientĭa, es el hecho de haber presenciado, sentido o conocido algo. La experiencia es la forma de conocimiento que se produce a partir de estas vivencias u observaciones). (www.definición.de.)

Lamentablemente, muchos profesionales estiman que con lo que aprendido en su formación basta y…sobra (¿?). Otros a su vez, creen que con la solución aplicada a determinado problema, han adquirido una fórmula mágica para resolver temas similares. Y muchos, no se ejercitan, esto es, no practican análisis de casos o intercambian métodos de negociación con sus colegas. Y una cantidad mayor, no se “actualiza”.

Lo anterior, atenta contra la adquisición de “experiencia” así como impide la “planificación” de los “imprevistos”.

Pero, ¿es posible que la experiencia pueda ayudarnos en la planificación de los imprevistos? O, ¿es posible “planificar” “imprevistos”?

Para ambas consultas, la respuesta es afirmativa. La experiencia, el conocimiento práctico, me ayuda en la planificación de mis acciones. Recordemos que la planificación nos permite tomar el control por adelantado de todas las cosas que podemos y debemos anticipar. Con la Planificación nos familiarizamos, interpretamos, organizamos… Pero también nos ayuda a prepararnos, a anticiparnos, a simplificar y suavizar la dificultad de las tareas, los eventos y las actividades que nos esperan. Por lo tanto, para un determinado problema, y con base en la experiencia y la planificación,  tendremos no solo UNA sola respuesta, sino varias y también diferentes alternativas. Hay que unir la planificación analítica tradicional con la flexibilidad para responder oportunamente a los cambios que se registran en el mercado. Esa flexibilidad, es la “improvisación”.

Destaquemos que la “improvisación” es creatividad, invención, flexibilidad, es mejora inesperada, es talento, es chispa, es naturalidad. Nos permite mirar de cerca, sacar partido de cada instante, de las circunstancias, del flujo de ideas, de detalles que sólo se aprecian justo ahí. La improvisación es fantástica y, también, juega un papel esencial en los resultados, y definitivamente se complementa gracias a la preparación y planificación previa con base en la experiencia.

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