8 de mayo de 2017

La desigualdad social no se ha enfrentado adecuadamente

Es pertinente señalar que la desigualdad social ha venido creciendo a nivel mundial, tanto a nivel global, de regiones y de países. Se ha presentado una disminución en la parte de renta global del 2,3% al 1,4% que corresponde al 20% de la población más pobre del planeta, frente al aumento del 70% al 85% que ha registrado el 20% más rico.

En todos los países del mundo, la proporción de las rentas totales que corresponden al trabajo asalariado han disminuido en mayor o menor cuantía, mientras que invariablemente ha aumentado la correspondiente a los beneficios del capital. Las causas de la desigualdad social son principalmente económicas, culturales y sociales.

En algunas sociedades el desempleo y los bajos salarios son la principal causa de desigualdad. Se da también  desigualdad entre los individuos que han obtenido un buen nivel de educación y los que no han podido alcanzarlo. La superpoblación que sufren muchas ciudades, conducen al aumento de la pobreza ya que la sociedad disminuye  su capacidad de consumo y bienestar. El elevado grado de corrupción  propicia la pobreza y el que ciertos grupos se beneficien con los recursos públicos. Según Eduardo López[] “la desigualdad social es el resultado de un problema social, y no puede observarse meramente como un fenómeno natural. La desigualdad social es la condición por la cual las personas tienen un acceso desigual a los recursos de todo tipo, a los servicios y posiciones. Una de las más graves consecuencias de la desigualdad social, es la desigualdad educativa, que a su vez es una manifestación de la desigualdad de oportunidades.

En el VIGESIMOSEGUNDO INFORME ESTADO DE LA NACIÓN se indica que “En los años transcurridos del presente siglo Costa Rica ha visto crecer la desigualdad en la distribución de los ingresos, en un contexto latinoamericano que avanza en sentido contrario. Un estudio de la CEPAL que consideró diecisiete países de la región encontró variaciones estadísticamente significativas en nueve de ellos, sobre todo entre 2010 y 2014. La evolución más favorable la registraron Uruguay, Argentina, Ecuador, El Salvador y República Dominicana. Costa Rica mostró un estancamiento en ese período y se ubica en la novena posición de menor a mayor desigualdad. Solo en dos países la situación se deterioró: Paraguay y, en especial, Venezuela (CEPAL, 2016). El indicador más utilizado para medir la desigualdad es el coeficiente de Gini. En 2015 la cifra fue de 0,516, sin cambios con respecto al 2014 y similar a los valores reportados en los últimos cinco años, lo que refleja un estancamiento en niveles altos de desigualdad” y otros Informes del Estado de la Nación se ha señalado con ricos cada vez más ricos, pobres más sumidos en la escasez y una clase media que ha ido perdiendo ingresos, Costa Rica traza una amplia distancia entre sus clases sociales. En otros informes se indica que Costa Rica encara la desigualdad más alta de los últimos 28 años, pese a la creciente inversión en ayudas sociales. Así, los ingresos netos promedio del 20% de los hogares más ricos, fueron 13 veces mayores que los del 20% de hogares más pobres. La inversión social en Costa Rica equivale al 23% del producto interno bruto.  Según  Solidaridad “La desigualdad mundial es la enfermedad del siglo XXI, ya que la mitad de las riquezas del planeta está en manos del uno por 100 de la población mundial; como si la riqueza fuera un pastel partido en dos y el uno por 100 más rico se apropia de una mitad mientras la otra corresponde al 99 por 100 de los habitantes del mundo”. Consuelo López-Zuriaga, portavoz de Oxfam/Intermón –una de las más prestigiosas ONG internacionales cuyos informes de situación sirven como referencia– hace un análisis radical: “La desigualdad afecta a todo el sistema internacional. Parecía un fenómeno característico de países en desarrollo, con rentas medias o bajas. Pero ahora también está afectando de modo alarmante a las naciones emergentes, a las nuevas potencias económicas, e incluso a países ricos con estructuras democráticas y una cohesión social amplia. Son muy significativos los datos de los Estados Unidos, donde el uno por 100 de los ciudadanos ha acumulado el 95 por 100 del crecimiento económico total posterior a la crisis del 2009. Esto indica que en el país más rico del mundo se está produciendo una concentración alarmante de la riqueza”. 

En este rubro se incluyen el gasto en salud y educación. No hemos llegado a esta situación de desigualdad por casualidad. Ni los mercados ni el sistema político ni el sistema financiero son entes abstractos que se muevan por desconocidos mecanismos. Estamos como estamos porque se han tomado una serie de medidas equivocadas y porque, probablemente, la ciudadanía no ha estado suficientemente activa. Pero esta situación es reversible”. Sin embargo, las políticas causantes de la desigualdad y el empobrecimiento de nuevas capas de población han producido una falta de confianza en las instituciones democráticas. Louis Brandret, miembro del Tribunal Supremo de los Estados Unidos: ‘se puede tener democracia o se puede tener la riqueza concentrada en unas pocas manos, pero no podemos tener ambas cosas a la vez.’ Tenemos que reaccionar.

De acuerdo con Kaushik Basu “en nuestro mundo globalizado, la solución de la desigualdad no pude dejarse en manos de los mercados y las comunidades locales más de lo que pude hacerlo el cambio climático. La necesidad de diseñar nuevas reglas, sistemas de redistribución e incluso acuerdos globales ya no es cuestión moral, sino cada vez de supervivencia”. La tarea  prioritaria debe ser el  construir un nuevo orden social que se  sustente en una justa distribución de la riqueza. Es fundamental para enfrentar la desigualdad social el establecer una  política fiscal justa para lo cual se debe conseguir que los impuestos propicien un pago  justo acorde con el nivel  de  ingreso, así como controlar  y eliminar  las evasiones fiscales.

Por otro lado, es necesario  fortalecer la educación para que sea el motor de desarrollo que disminuya la pobreza y la desigualdad. Se deben propiciar fuentes de trabajo  para enfrentar el desempleo para lograr  un sistema más equitativo de reparto de riquezas, que haga posible una sociedad con menos desigualdades. Promover el crecimiento económico con equidad e inclusión social y especialmente el desarrollo económico por medio del fortalecimiento de las cooperativas, las micro, pequeñas y medianas empresas. Es tiempo de que, como sociedad, partamos de la premisa de que la pobreza  y desigualdad–cualquiera que sea su magnitud—ha dejado de ser éticamente aceptable. La erradicación de la pobreza y  disminución  de la desigualdad en Costa Rica y el resto de países  es un deber ineludible e impostergable para propiciar el bienestar general de las mayorías.

Lic Bernal Monge Pacheco

Consultor.

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