La ética es relevante para todo individuo y sin duda alguna, se encuentra inmersa en el ámbito empresarial. En cada decisión siempre deberá tomarse en cuenta la ética, ya sea que el tema sean negociaciones con nuestros proveedores, con nuestros colaboradores o con nuestros competidores, la ética siempre debe estar presente.
Hoy en día existen más organizaciones que luchan por una transparencia en las actividades basadas en códigos éticos y con el internet como herramienta de comunicación social, las empresas deben considerar la ética como valor indispensable antes de actuar. Sin valores sólidos estamos acercándonos al desastre de nuestra organización. Desafortunadamente hay quienes ponen por encima de la ética y los valores los resultados financieros, claro está que no se dan cuenta que la ética corporativa puede ser una fuente de ventajas competitivas, ya que por medio de ella se pueden atraer clientes potenciales y colaboradores de primer nivel.
Al administrar una empresa de manera responsable debemos preguntarnos:
¿Me estoy dedicando la mayor parte del tiempo a apagar incendios o a ocultar deficiencias en mi administración?
Los administradores de empresas que se encuentran en decadencia, han perdido la visión global del negocio. Por otra parte, sus actividades están enfocadas en forma absurda a aplazar el inminente desastre. Los problemas realmente sustanciales se encuentran escondidos o no forman parte de nuestras prioridades y han sido eliminados de la conciencia mientras nos dedicamos obsesivamente a buscar el mejor ángulo a la última mala noticia, y escondemos astutamente cualquier defecto corporativo. Esta caída inminente generalmente es acompañada de una racionalización con la que el líder simplemente busca ganar tiempo y hacer los arreglos importantes después o definitivamente no tiene la capacidad para hacerlos.
¿Somos demasiado ambiciosos?
Ocasionalmente no nos es sencillo aceptar que somos codiciosos. Todas las personas estamos conscientes de lo arduo que debe ser nuestro trabajo para alcanzar el éxito; no obstante, la incansable competencia por el poder se vuelve el único fin de la organización. La problemática inicia cuando la ambición es el factor dominante de cualquier decisión, entonces sentimos que tenemos derecho a todo y lo queremos todo. Eso sucede fácilmente como consecuencia de la tendencia humana a no darle valor a las cosas que antes eran un estándar que nos llevaba rumbo al progreso y éxito de la empresa. El profesional con visión combate su ambición reembolsando algo a nuestra sociedad.
¿Será el momento para detenernos y analizar nuestra estrategia competitiva y hacer algo diferente o no hacer absolutamente nada?
Este es el cuestionamiento más difícil de responder y más aún en momentos en que creemos estar en la cima. Debemos considerar que desafortunadamente, muchos profesionales fracasan justo cuando todo parece estar marchando sobre ruedas, es entonces cuando debemos permitirnos un respiro y tomar el tiempo necesario para elaborar una reingeniería y cambiar el camino puede ser la mejor estrategia. El desastre es inminente cuando el líder de una organización comienza a tomar decisiones rápidas e intransigentes por no enfocarse en los problemas reales e internos, como consecuencia las decisiones toman vida propia.
Evaluemos nuestra conciencia y si identificamos una deficiencia ética en nuestro desarrollo profesional, es necesario pasar a evaluar la situación más a fondo.
La ética es indispensable para lograr rentabilidad en los negocios, ya que estos se hacen con y para personas, por ello es un error llevar la interacción estrictamente al enfoque del beneficio provechoso para el que se considera más fuerte.
La honradez dentro de nuestra organización es una de las exigencias del hombre y por supuesto de nuestros clientes, en la competencia empresarial aplica la estricta visión de la ética, la competencia es cruda y para lograr éxito se implementan diversas estrategias de impacto para la sociedad y en ocasiones pareciera una guerra en la cual el cliente es la primera víctima y la empresa con un administrador sin ética la segunda.
Una buena actuación ética es simultáneamente una buena actuación profesional. La ética descubre en los hombres algo de más valor que el desarrollo de sus actividades.
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